Los misterios de Santa Eulalia de Bóveda


Estoy delante de la casa del encargado del lugar; un hombre sale y hace pasar a una mujer que lleva tras de sí, cogida de la mano, a una niña que sufre una devastadora enfermedad. El encargado le pide a la mujer que le conceda un minuto para sellar mi credencial. El sello de Santa Eulalia de Bóveda estampa dos ocas enfrentadas. Dentro veo algunas piezas de museo, canecillos románicos y algunas otras claves. Hay sendos paneles informativos que trato de retener en mi pensamiento; antes de abandonar el espacio, sobre todo ese artesonado geométrico que recuerdo, lejanamente, haber visto antes, en algún otro lugar. Cuando hemos alcanzado el monumento otros tres peregrinos nos estaban esperando. Una pareja de la que me hice a la idea, que serían padre e hija, porque él le doblaba la edad. Y un peregrino holandés, como Grimmig, que me sonrió al reconocerme; no habíamos cruzado una palabra pero él también había pasado la noche en el albergue de Lugo.


Bóveda, una vez abiertas las puertas que impiden el paso es sobrecogedor. Una danza -nos dice- anterior a la llegada de los romanos. Cinco, los danzantes, con guirnaldas.

¿Y dónde se conservó esa memoria? ¿en la tradición oral? – la peregrina que eso pregunta despierta la piedad en todos. Un turbante ciñe su cabeza. Pero en los huecos excavados de sus ojos, todos podemos leer los estragos de la afección prohibida. Juraría que ella tiene cáncer y lucha por su vida.
– Esa danza -dice el guía- la cogen los romanos para sus ritos y es una danza que perdura a través de los siglos hasta nuestros días. Se llama la danza de los arcos.

Por debajo de los danzantes existe otro motivo. Él también pertenece a ese rito pero parece ser que lo preside. Una columna a su izquierda, la misma columna del atrio exterior, como la que nosotros tenemos delante. Nos encontramos en el exterior del edificio, bajo el sol y todos nos desprendemos de las pesadas mochilas para dejarlas apoyadas ahí, porque presentimos que la visita va a prolongarse.

Es importante para la fachada, y muy importante -explica el guía- el arco de entrada, que es un arco de medio punto peraltado. Y está considerado el más antiguo que existe hoy en día, en ese estado. Arco donde vemos una serie de agujeros, ya que todo él estaba revestido de mármol. Creemos que no es un arco que se hace por motivos decorativos sino por motivos funcionales. El templo está metido en un terraplén. Digamos que tras su edificación ésta era la única entrada que tenían los romanos, tras lo cual, haciendo ese tipo de arco, sólo tenían que apuntalar la parte superior, dejando libre la inferior, con lo cual podían estar edificando sin que hubiera ningún elemento que impidiera el paso.

Me fijo en la niña. Se ha arrodillado sobre el suelo, jugando a atrapar las hebras de hierba que por entre sus losas crecen y su madre la mira con bondad.

Aquí -nos explica el guía- podemos considerar tres etapas. La primera la anterior a la llegada de los romanos, que era un lugar sagrado de culto, dedicado a una diosa celta, que es la diosa Coventina.

La peregrina quiere saber si esa diosa tiene forma de yegua. La madre la ha mirado, entonces, de una forma curiosa; con la misma bondad, con la que hasta ese segundo estaba mirando a su hija, con la mirada más benefactora que nunca, antes, se haya visto… El guía nos explica que Coventina era la diosa protagonista de un antiguo manantial en las cercanías del muro de Adriano, entre Inglaterra y Escocia. Y siendo adoptada por los romanos, estos edificaron allí un estanque rectangular. Los celtas no conocían los templos. Celebraban sus rituales y prácticas religiosas en un «nemeton», un bosquecillo sagrado. Al agua, los celtas, la consideraban como un medio liminal de conexión con el otro mundo. Coventina era una diosa triple, tal vez madre, hija y espíritu. Y lo que se creía, entonces, y en lo que no hemos dejado de creer, es que los manantiales tienen propiedades curativas y nos provén de señales, y hasta signos, indicativos de hechos futuros y, especialmente, aquellos de índole amorosa. El pueblo gallego siempre ha creído que dentro de sus aguas hay seres sobrenaturales o espíritus, seres feéricos, como las mouras. Ahora bien, la clara conexión entre el agua y la curación y las aguas termales, fue desarrollada posteriormente por los romanos. Y lo que se sabe es que en la época de dominación romana, en estos santuarios, solían celebrarse los rituales de fertilidad.

¿Fertilidad versus erección? -dice por lo bajinis el holandés en su alemán.

Así que sobre este lugar sagrado llegan los romanos y edifican, prácticamente, lo que hoy queda y vemos en pie, que es cuando lo reconvierten en un ninfeo. Posteriormente, a finales del siglo III y principios del IV es cuando aparece la decoración interior y una planta superior, y se reconvierte en un templo de iniciación, donde la gente, por llamarlo de alguna forma, viene a bautizarse.

Y menos mal que Adrienne no se encuentra aquí en este momento -pienso- porque «o los llevamos a Cristo o los llevamos a la perdición» –como ella dice. Pero porque los sacramentos no son añadidos sino que constituyen la vida misma de la realidad cristiana, la vida profunda de la iglesia.

Aquí se practicaba el rito del taurobolio y al estar todo esto metido en el terraplén, la parte superior está a ras de tierra y la planta superior sería la zona del sacrificio.

El guía dice que nosotros hemos bajado por los distintos estratos del paso de los siglos. Y el holandés parece que se muere de la risa.

El arco de los motivos era de madera, con guirnaldas de flores. Y tenemos este relieve, creemos que es un ave fénix. Y aquí dos figuras de humanas, dos lisiados, dos tullidos… por sus deformidades.

Y que es cuando la madre de la niña y la peregrina se sonríen; es posible que por encontrarse entre singulares carentes de delicadeza alguna.

Y aquí tenemos este relieve en referencia la fertilidad. Que es esa columna, un nido y sobre el nido una cigüeña, que dispone su cabeza hacia atrás, que es cuando en esa posición inician el reclamo nupcial. Ponen su cabeza hacia atrás y hacen clak clak llamando al macho. Porque para los antiguos la cigüeña representaba la fertilidad.

¿Y eso nos dice que es del siglo? -pregunta la peregrina.

Las pinturas del interior del siglo III pero esto anterior. No pueden datarlo pero quizá del siglo I.

Es impresionante –afirma, entonces, ella. Te podrías pasar horas mirándolo y no sabrías identificarlo. O yo, por lo menos, no…

El guía, siempre adusto, esboza una tibia sonrisa, ahora, y nos invita a conocer el interior del templo. Ha sido perceptible que lo que la peregrina expresa a él le ha agradado, y a partir de ahí ya sólo hablará para ella.

Vemos cuatro arranques de arcos que nos darían un arco, y otro arco y otro arco y porque lo mismo, dividiendo esto, tres muros, dos laterales y uno central. La bóveda de cañón es un elemento muy resistente en arquitectura.

Y le habla de la bóveda de cañón y le habla de su tendencia al colapsamiento. Y repite lo del taurobolio, porque le hace distinguir una parte superior, un hueco y un estanque. Y que es el estanque, que hasta los años 70 del siglo pasado, permanecía en un estado de continua renovación. Pero, entonces, eso qué quiere decir, porque yo observo con estupor que está lleno de agua. Y, entonces, sucede algo fantástico, sucede que se escucha el sonido melódico y lastimoso de un mochuelo, al que la niña busca por todos lados. Pero ahí es cuando he caído en la cuenta de que sólo la niña y yo podíamos percibirlo. La niña se ha venido en mi dirección y me ha tirado de la bandolera. Inmediatamente, la madre ha reaccionado y la ha apartado pero yo he pasado por un mal momento, porque la niña repetía incesantemente: Chemin, Chemin, Chemin. Y la madre esto no logra comprenderlo… que ha visto la niña en mí, y porqué razón ha comenzado a hablar en francés. Sí, comenzado, aujourd’hui, hoy, digo bien: sus primeras palabras dichas en la vida. El guía ha continuado mayestático la explicación.

Al estanque se le quitó el agua en los años 70 del siglo pasado, ya que el arquitecto del patrimonio consideraba que la humedad que produce el agua puede dañar las pinturas. Y lo que hace es destruir toda la ingeniería hidráulica que era propia de los romanos, para esa constante renovación de agua, y la desvía a una cámara perimetral…

Que aquí es cuando acceden otros dos peregrinos. Pero aunque todos le decimos al guía que los integre en la explicación, porque a nosotros no nos importa esperar… El guía lo que dice es: «Cuando pregunten en todo caso», y sigue adelante: «Y que es por donde circula el agua que antes venía al estanque, que comunicaba con la planta superior, por una escalera de caracol… Luego, hacia el siglo X esa escalera se sella, al mismo tiempo que echaron tierra en toda la fachada, con lo cual, a partir del siglo X esto quedó oculto, que es cuando la parte superior se reconvierte en iglesia.»

La peregrina pregunta el porqué. Y él le responde que por el carácter pagano y más importante aún, por su orientación: «Esto tiene una orientación contraria a la de la iglesia cristiana. Contrapuesta, por así decirlo…»

Y, entonces, sí, al mochuelo lo hemos oído todos, incluido el guía, que ha sido requerido, en ese momento, por los que han llegado y que sólo buscan sellar su credencial. Luego, la niña ha hecho una crisis, y la madre la ha sacado amorosamente en brazos, para que le diera el aire. Pero al minuto se ha asomado y me ha pedido a mí que saliera. Me ha preguntado cuál era el albergue más cercano. Y le expliqué todo lo que sabía de ello a través de la nota de Esva y Ne-Je. La niña se ha abrazado a mis piernas con fuerza. Y la madre, entonces, me ha dicho: «Estoy segura de que debe ser usted un ser de amor.»

Después el holandés también salió a fumarse un cigarro pero era un cigarro que olía del mismo modo en que olía la marihuana con la que Albany acostumbraba a colocarse… y su ofrecimiento me provoco no sólo un fuerte rechazo, sino dolor. La madre me miró extrañamente ahí. Y me dijo que estaba equivocado en algo, que pensara en ello. Después el holandés nos dijo que él se estaba empezando a hartar del guía y me sugirió que nos fuéramos. El holandés estaba escribiendo sobre este camino, por encargo de una editorial de viajes y cultura, así que me propuso que echáramos una mirada única al interior y que nos fuéramos, ya que él podía contarme más cosas acerca de ello que el propio guía. La peregrina se interesó por lo que hablábamos, se lo expliqué, y ella me pidió que le preguntara al holandés si no le importaría contarle eso a ella, porque también estaba escribiendo sobre el Camino, y ahí fue cuando, por fin, había descubierto quién era, realmente, Abrente, y porqué motivo yo sentía lo que sentía.

[CUAC]

https://elespiritudelchemin.wordpress.com/2017/08/21/el-ensayo/

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. »El conocerse es en el Espíritu la existencia»

    H. W. F. Hegel

    Para quien conoce y recorre este camino… resultará relativamente sencillo situarse pero aún así va a chocarse con algunas extrañezas. Y en la segunda lectura, como es lógico, uno querría recorrer la acción de un modo lineal, consecutivo, aunque así se pierda el orden de la casualidad. Ésta que continúa es esa segunda lectura:

    El aliento de Natashia / La salida del albergue de Peñaseíta / El mágico bosque en el ascenso al Puerto de El Palo / Signos en devenir / En el Alto de El Palo la aparición de un viajero / De paso por Montefurado y de camino a Lago / Las confesiones de Robert Walser / Tras la comida, el viajero y el peregrino, se ponen en marcha / La llegada a Berducedo / La peregrina eslovaca / La estrategia del tejo / La llegada al albergue de La Mesa / El trágico accidente / Julien Green / El corazón de Dios / Creer y sentir / Las compañeras de camino / El congreso del Finnegans Wake / El discurso del placer / La pureza de la espiritualidad / El acelerador de personas / La llegada a Grandas de Salime / Los fundamentalismos cristianos / El albergue en Grandas de Salime / ¿Un milagro? / De Malévich y Baumgarten / La caja metafísica / La ayuda necesaria / Del complejo boceto / El beso de Natashia / El asesinato de la peregrina Denise Thiem / La salida de Grandas de Salime / El encuentro con C. S. Lewis, como Clive / Conociendo el amor / La fuerza del eros / La felicidad de la philia / La construcción de la amistad / El conocimiento intelectual de la caridad / La conversión de C. S. Lewis al cristianismo / El sentido del sufrimiento / La comida en A Fonsagrada / De la experiencia en la caja metafísica / Las explicaciones de Ne-Je / La molécula de la fe / El discurso del psicoanálisis según Alfredo Eidelsztein / El discurso del saber según Arturo Frydman / Los destinos celulares y el lenguaje del inconsciente /

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    Créditos de este ensayo dramatizado, Libro Tercero [o Primero] de CAHIER ÂME. Todos los que se aportan a través de estos comentarios.

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