¿Dónde comer un menú del día en Cudillero?


Era el desafío. Todos los restaurantes del puerto ofrecían tapas, paellas de marisco y bugre, pescados pero esto tan esencial, en cualquier lugar, brillaba por su ausencia. Nos asomamos solamente a La Taberna del Puerto, La Parra, Isabel, Los Arcos, El Remo, Casa Mari, Casa Julio… Pero el resultado siempre parecía ser el mismo. Habíamos descendido por la carretera del Pito, atravesando el pueblo, que estaba celebrando el día internacional de la mujer, con una algarabía de canciones. Y entre ellas me pareció escuchar algo de Pablo Milanés. Así que nos subimos otra vez al coche y pusimos rumbo al restaurante Maribel, por la carretera del puerto, en San Juan de Piñera. A unos tres kilómetros. Ahí nos recibieron más bien con frialdad. Pero comimos. Habíamos llegado a la una menos diez, así que pudieron invitarnos a sentarnos a la mesa pero la joven tras la barra prefirió mostrarse tiesa. Y nos dijo que hasta la una no se servía el menú. Me pidieron un vino, para que lo tomase mientras hacíamos tiempo y yo iba al baño. Y justo a la una en punto se nos dijo que podíamos tomar asiento. Allí, al parecer, preparan de miedo el jabalí con patatinas y el bacalao pero yo, pese a los uniformes, prefiero la cordialidad. Nos sirvieron lo que elegimos, unos macarrones con atún que estaban sabrosos, la verdad. Una parrochas y un cachopo de lomo, que, en realidad, eran dos escalopes con queso. De postre tarta helada y tarta de arroz con leche, que no era como la de La Escollera, por supuesto, pero se dejaba comer. Y un café solo, todo por 23 €. El café te lo sirven en un vaso de chupito y está muy rico. Tiene esa particularidad.