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«Sé que me voy a quedar anquilosado, pero mientras pueda caminar y tocar la guitarra…». «Mi columna es como una caña de bambú, las vértebras están soldadas». Y se dobla hacia un lado y otro, adelante y atrás, sin apenas desplazarse tres centímetros. Este es el síntoma que se ve, pero hay consecuencias invisibles: «No sé lo que es que no te duela la espalda».
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«Me gustaría que esas cantidades astronómicas las ganara un científico como Carlos López Otín, por ejemplo», explica Juan Luis. «Conozco a Carlos y es una de las personas a las que más respeto y admiro. Para mí es un héroe, igual que otros científicos, médicos o gente que trabaja en ONG. Ya sé que no mueven masas, pero deberían de tener un reconocimiento por lo que ayudan a la gente».
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Porque comparto el rojo con él.
El sueño de Morfeo – Lo mejor esta por llegar
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