EL SOPHOS DEL CAMINO: Los secretos de la Vida y los lenguajes en los que se expresa.

Sophos: Palabra que podemos traducir por «sabio«.

Transcripción de la  conferencia del Profesor, Carlos Lopez-Otín, ‘Los lenguajes de la Vida’, con filosofía y sensibilia conjugadas. El sueño del filósofo Nietzsche en el anuncio de ‘El nacimiento de la tragedia’.

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(Este cuaderno que se edita consta de más de 400 cuartillas, llegues en el punto de publicación que llegues, sólo con pasar el puntero del ratón por encima de las imágenes [o estética] podrás leer todo lo que los presentes aprendimos a través de él.. En la pintura de autor, sin embargo, las pausas… luego el proceso continuó…)
*Por cierto, en el proceso de transcripción se cometieron algunas »erratas». No son 2 millones el número de especies que pueblan la Tierra sino entre 10 y 100. El Pub de Cambridge donde se anunció ‘El descubrimiento del secreto de la vida», en realidad se llamaba ‘The Eagle’.

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… mariposas monarcas, heroínas de epopeya alada, en los bosques de oyamel, tienen su santuario, así como fenomenólogo merleau-pontiano, nos compartió hace unas semanas, y que es la siguiente:

<<En primero de secundaria, mi maestra de historia universal era también la de español. Convivíamos muchas horas con ella. En aquellos años (fines de los 60) los maestros de secundaria eran adultos hechos y derechos: sólo llegaban a ese nivel luego de mucha experiencia y un largo proceso de preparación. La maestra rondaba los cuarenta. Era estricta pero sensible, seria sin ser inflexible, responsable a carta cabal. Sus clases eran siempre entretenidas e interesantes. Pero había que guardar la compostura en todo momento o sobrevenía la llamada de atención. Era una señora de pelo corto, un poco encopetado y con raya a un lado (al estilo de Maricruz Olivier y otras artistas de la época). Usaba blusas y falda sastre en tonos serios, y acostumbraba ponerse un suéter delgado encima de los hombros. Siempre estaba atento a su clase y siempre me gustaba participar. Una vez, en la clase de historia, quizá hablando de la Edad Media, un jovencito que se adivinaba de familia conservadora dijo algo de “Dios”. La maestra lo paró en seco y exclamó: “¡Aquí no se trae a Dios! Jóvenes, eso de dios es un mito, es el puro producto de la superstición y la ignorancia. El universo se explica por leyes naturales, plenamente accesibles para la mente humana, y no tiene necesidad de un creador. Dios no existe”. En síntesis, eso fue lo que dijo. Tenía todo el corte de una normalista educada en los moldes de la visión científica y las fórmulas del positivismo. Fue la primera vez que escuché a un ateo –una atea, en este caso— hablar y exponer su punto de vista. Me quedé inmóvil, con los ojos abiertos, pasmado, atónito. Como provenía de familia protestante, mis convicciones religiosas no eran muy sólidas (por lo menos en el medio en que me había formado me pareció siempre que la única convicción que los protestantes tienen bien clara es que los católicos están rotundamente equivocados). El discurso de la maestra fue para mí como un rayo: primero, un relámpago revelador, y luego, un tronido turbador. Vi con total transparencia la verdad de lo que afirmaba, salí convencido aquella mañana y nunca más pude volver a creer en Dios. Los siguientes días fueron inquietantes. No podía dar marcha atrás, no había manera, aunque quisiera. El salto había sido dado. Tuve mi primera noche de insomnio. Cerraba los ojos y me imaginaba en el espacio sideral, flotando en el universo, viendo las estrellas, los astros, percibiendo la ausencia de Dios, la soledad infinita y la infinita magnitud del cosmos. Zozobraba y, desorientado, me perdía en el vacío estelar, en la oscuridad total. No podía dejar de pensar. Cada momento. Pasé de la angustia a la reflexión, de la semi-conciencia a la conciencia plena del mundo. La incertidumbre, la perplejidad y la desazón se apoderaron de mi espíritu adolescente… Sin embargo, en la siguiente clase sucedió algo inesperado. Poco después de la hora de inicio nos avisaron que esperáramos unos minutos a la profesora, pues se encontraba en reunión con el Director –la maestra era siempre puntual y nunca faltaba a sus clases. Algo me olió mal. Pasada la media hora llegó. Traía unos lentes oscuros. Se puso al frente. Se explicó. “Uno de ustedes fue a comentar con sus padres lo que dije la vez pasada sobre dios. Han venido a quejarse con el director y a señalar su desacuerdo con mi postura y mis ideas. El director me ha llamado la atención y yo le he dicho que ésta es una escuela laica y que no renunciaré a mi libertad y a mi formación científica. No sé quién es el que fue a quejarse. Pero a él y a todos me permito repetirles: Dios-no-existe. No me van a hacer modificar un ápice lo que dije y pienso. ¡Pueden ir a quejarse nuevamente!”. Me dejó con la boca abierta, pero esta vez gratamente sorprendido, lleno de admiración, alegre incluso. Mis tribulaciones pasadas quedaron en suspenso, se disolvieron. Vi con total evidencia que había algo más interesante e importante que negar la existencia de Dios: defender con entereza la propia congruencia. Dejé de flotar en el cosmos y me paré firme en la tierra. Ésa fue la mayor enseñanza de mi maestra de español (de hecho, de toda la secundaria), y ha sido insuperable, inolvidable…>>

(pag. 434)

Al contrario que para mí, para Jimi no supuso conflicto alguno el escuchar que la Vida no tiene ideología ni la necesita. Dijo que él había recibido una formación científica, cursó tres años de psicología pero hablamos de ese personaje que es Gustavo Bueno, y que parece ser que en su caso algo tuvo que ver con el abandono de la carrera, además hay otra circunstancia que sucedía en su existencia, su compañera sentimental, treinta años de compañerismo, tuvo un accidente de consecuencias muy graves, y él se mudó a la casa de los padres de ella a cuidarla, no firmaron papeles hasta muchos años después, creo que en algún momento sí lo hicieron, en esto ha sido un pionero, ya que Soto del Barco es una pequeña población e imagino que a muchos eso les resultaría, en principio, »chocante»… Y luego también influyó en ello la necesidad de disponer de un trabajo que le permitiera asegurarse unos ingresos sólidos, y esto en algún punto le apremió. Dijo que equivalente a lo que la conferencia de Carlos supuso para él… en su momento, algo semejante, le había ocurrido con la obra de Daniel Goleman: ‘Inteligencia emocional’:

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<<Si existen dos actitudes morales que nuestro tiempo necesita con urgencia son el autocontrol y el altruismo […] La meta de nuestro viaje consiste en llegar a comprender el significado -y el modo- de dotar de inteligencia a la emoción, una comprensión que en sí misma, puede servirnos de gran ayuda, porque el hecho de tomar conciencia del dominio de los sentimientos puede tener un efecto similar al que provoca un observador en el mundo de la física cuántica, es decir, transformar el objeto de observación […] El equilibrio emocional contribuye, por el contrario, a proteger nuestra salud y nuestro bienestar. La herencia genética nos ha dotado de un bagaje emocional que determina nuestro temperamento, pero los circuitos cerebrales implicados en la actividad emocional son tan extraordinariamente maleables que no podemos afirmar que el carácter determine nuestro destino.>>

Lo comprendí perfectamente porque a Goleman lo estudié, sobre todo, en ‘El punto ciego’ y también ayudó. Hoy, esa última frase suya yo no podría validarla -que por más de veinte años no he dejado de recorrer las sendas de la psicología, porque lo que le prometí a mi abuelo fue no intentarlo con la psiquiatría como carrera pero la promesa jamás cercenó mi interés ni mi motivación vocacional: sencillamente busqué otros caminos que servían al mismo fin- y además porque, en fecha actual, estoy mucho más interesada en las proteínas y en su potencial que en ninguna otra cosa, y también en la filosofía, porque he andado largo y tendido y, al final, encontré un tope y ese tope hay que salvarlo de alguna manera. Aunque en ese sentido en el que Jimi habla, en mi caso, tengo que remontarme a la época del instituto y a Robin Norwood, en su obra ‘Las mujeres que aman demasiado’ (que es una enfermedad emocional que conlleva la elección de la pareja equivocada, es decir, la asunción del desprecio y el maltrato- y a consecuencia de la situación de desamparo aprendido que nos vimos obligados a aceptar en nuestras familias origen, que aunque entender y averiguar dónde está o estuvo el problema es un gran paso que se avanza… solventarlo no resulta nada sencillo, y este es un libro que muchas mujeres y hombres deberían hacer por leer y porque algunas respuestas vitales les va a proporcionar)… Luego tuve varios maestros con raíces en el psiconálisis jungiano, sobre todo -siempre de forma autodidacta-, y estoy en absoluto acuerdo con Maslow, que aseguraba que la psicoterapia, por larga y por costosa, era algo prácticamente inaccesible para el conjunto de la humanidad, y que lo necesario es invertir en enseñar al otro a ser terapeuta de sí mismo; pero eso ya sería altruismo, filantropía, y todos los psicólogos que yo conozco lo que quieren es ganar dinero, y cuanto mas mejor, ¡ah! y que si se aburren en consulta o se duermen, -que esta excusa se me dio a mí textual, en relación a alguien que yo remití a cierto terapeuta- el problema es del paciente, que no quiere trabajar, que eso puede ser cierto pero entonces sé honesto tú y no le hagas perder el tiempo a nadie, que de lo que se trata , en esencia, es de construir una »nueva narrativa», y eso se puede lograr de maravilla sin la existencia de un profesional (sólo que nadie está hablando de severos problemas psiquiátricos, ¿de acuerdo?)   Aunque a ese mismo hombre-terapeuta-psicólogo yo le debo una lección magistral, porque de él aprendí la »Teoría de los sentimientos»’, que puedes no saber nada de moléculas o de proteínas ni de tu genoma pero si comprendes lo implícito ahí, en ello… la luz sustituye, de inmediato, a las tinieblas. Claro que a este psicólogo terminó por estafarlo su propia secretaria; enfermó, necesitó ser internado en un hospital y todo su material, el de la teoría de los sentimientos, lo publicó otro o eso me contó. Lo que borda Goleman al comienzo de ‘Inteligencia emocional’ es la descripción de un sonriente conductor de autobús, al que algunos -por el insoportable bochorno- se incorporaban malhumorados y ni siquiera correspondiendo a su saludo pero de pronto él empieza a hablar, como para sí mismo, haciéndoles ver todo lo novedoso que él contemplaba en el recorrido, la película que se estrenaba en la manzana siguiente, la exposición del museo, etc., y escribe Goleman:

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<<El recuerdo de aquel encuentro ha permanecido conmigo durante casi veinte años. Aquel día acababa de doctorarme en psicología, pero la psicología de entonces prestaba poca o ninguna atención a la forma en que tienen lugar estas transformaciones. La ciencia psicológica sabía muy poco -si es que sabía algo- sobre los mecanismos de la emoción. Y, a pesar de todo, no cabe la menor duda de que el conductor de aquel autobús era el epicentro de una contagiosa oleada de buenos sentimientos que, a través de sus pasajeros, se extendía por la ciudad. Aquel conductor era un conciliador nato, una especie de mago que tenía el poder de conjurar el nerviosismo y el mal humor que atenazaban a sus pasajeros, ablandando y abriendo un poco sus corazones.>>

 (Pág. 440)

Ya debo ir planteándome que me estoy acercando al final de este segundo cuaderno, faltará soporte material, hojas en blanco, para los planteamientos que me gustaría introducir todavía en él… así que dejo en suspenso lo mío con Jimi por algunas páginas, esperando que él lo entienda… no habrá espacio siquiera para lo que en principio prometía, el discurso de acceso a la Real Academia de Margarita Salas pero de algún modo ella estará, en la carpeta en la que este trabajo va a acompañarse en lo no virtual de la Red… Toma nota: tiene que estar presente la edición estética de esta paginación, que será idéntica a la que figura en la dirección www(.)elespiritudelchemin(.)wordpress(com), que últimamente se llama ‘La ananda de Ariadna’, donde ananda, que procede del sánscrito, significa felicidad o embeleso, pero a la página en sí acostumbro a mutarle el nombre según yo voy evolucionando, y en la bitácora yo funciono como hospitalaria, es mi hogar en el aire y permanezco a la escucha y suelo responder a lo que sea que se plantee… lo procuro; también otra edición con las transcripciones, esa es la que contará con las fotografías de Carlos, y las gentes, calles y paisajes de Muros y Soto (que todavía no sé si me acercaré al resto de poblaciones circundantes para hacerlas figurar), luego, probablemente la lectura de los cuadernos (en previsión de hacerlo lo más asequible posible a cualquiera, que por ejemplo mi amigo el chigrero, Antonio, apenas tiene tiempo para otra cosa que no sea atender la Bodega de Rivero pero a la noche cuando barre suele escuchar programas de radio y entonces, así, también podrá enterarse de esto que desde la conferencia yo vengo transcribiendo y reflexionando), una lectura de mi guía de la senda de la cornisa -Camino de la Costa a Santiago- desde Irún a Gernika, sólo que he decidido hacerla más circular, y que es guía al uso pero lo es también en lo relativo a la vivencia emocional, que fue muy intensa … Yo ese recorrido creo que lo repetiré porque deseo escribir un libro en el que el País Vasco no deje de estar muy presente y por solidaridad, porque, al parecer, sus habitantes se quejan de que desde el gobierno y los medios de difusión se está ofreciendo de ellos una imagen bastarda -vosotros sabréis, yo no soy televidente ni radioyente y ni tan siquiera leo prensa, verdaderamente no, y las noticias que se filtran a través de mis alarmas son selectivas y dependo, para la noticia importante, de la comunicación con los demás-. Luego, como lo que se propone es una sociedad científica pues pienso que no puede faltar, de ningún modo, la instrucción, el conocimiento, y procuraré realizar una lectura de todos los resúmenes que comporta Biología Molecular de la Célula en su quinta edición y de varios autores pero el primero B. Alberts… que nadie le tenga miedo al conocimiento científico, que abrir la mente y los de oídos de uno… eso no puede perjudicar de ningún modo, que nadie va a hacer pasar un examen a nadie pero que conocimiento es poder, y se trata de encaramarse a la zona del yo puedo, donde Nietzsche y otros se afirmaron; claro que Nietzsche, menudo ejemplo, ¿no?, alguien dirá, que se volvió loco y niño o incapaz como un bebé pero igual que existe el alzheimer existen otras enfermedades, y también las enfermedades priónicas, que esto asusta mucho cuando te enteras pero ojalá que nuestro propio cerebro no se reblandezca jamás y podamos elegir nuestra propia muerte u optar por una digna, que en el caso de Nietzsche parece ser que enfermó de sífilis, aunque yo no estoy estoy convencida de ello, se exigió demasiado y casi todo lo que conoció fue incomprensión y soledad… Y entonces, ya expresado lo que aún quiero exponer, continuaré el correr de las horas, y ello finalizará donde sea… como la vida misma. Pero antes de que se me olvide, a quien mantengo en el pensamiento, como una constante necesaria, es a Jimena Bella y Libre, la representante del pueblo del devenir, lo que ella simboliza, que es la adorable hija de Luis Álvarez Falcón y a quien él le dedicó su obra ‘Realidad, Arte y Conocimiento’, que yo la conocí ahí y así, y que mi sonrisa desde aquí, que siempre que la miro en su montaña mágica surge, y eso por muy triste que una pueda llegarse a sentir, que no es la tónica en mí, que yo vivo muy ocupada y casi siempre contenta conmigo, con lo que hago y con lo que hago por poder. Pues eso, Jimena Bella y Libre, si algún día me lees, que resplandezcas siempre en tu entusiasmo, que es lo más justo para con uno y esfuérzate mucho en ello. Todo

(Pág.445)

<<Las lágrimas son para el alma lo que el jabón para el cuerpo>>. Sentencia del Talmud. El judaísmo considera al Talmud la tradición oral, mientras que la Torá es considerada como tradición escrita, y el Talmud está subordinado a la Torá, quizá lo mismo que la filosofía incardinó al mito de los aedos, y luego, muy posteriormente, hizo con ‘ello’ el psicoanálisis de Freud (Jung fue discípulo de Freud y creía en la astrología, cosa que ésta que ahora se pronuncia denosta, y en esta capacidad de denostar mía [denostar que es como desvalorizar o despreciar] influyó lo que me ayudó a intuir ‘El punto ciego’ de Goleman) pero ¿de una fabulación podemos o debemos derivar una conclusión? Ayer volví a encontrarme con lisozima, que es una enzima contenida en las lágrimas y también en la saliva y otras secreciones, de la que se describieron sus etapas, de acción enzimática-catalizadora, en mi mismo año de nacimiento, es decir 1967, y que actúa como un antibiótico natural, que quién no se ha hecho una pequeña raspadura y se la ha tratado con saliva. Pues bien, lo que cataliza lisozima es la rotura de las cadenas de polisacárido de las paredes celulares de las bacterias, y como la célula bacteriana se halla bajo presión debido a las fuerzas osmóticas, la rotura, aunque sea de un pequeño número de cadenas de polisacáridos (azúcares), hace que la pared celular se rompa y que la bacteria reviente. La lisozima es una proteína de acción enzimática. Lo cierto es que llorar alivia y quien olvidó como hacerlo se asfixia en congoja. Pero a que el hecho de no saber exactamente qué puedan ser, o cómo se puedan medir esas fuerzas osmóticas, no te impide comprender el contexto en el que este fragmento de conocimiento se incluye. Y dije incardinar y dije bien, ya que los primeros sophos (sabios) observaban a la naturaleza y escribían sus obras que titulaban del mismo modo ‘Sobre la naturaleza’ (Peri physei). De hecho Anaximandro, que nació algo después de Tales, también en la Jonia, Grecia colonial, es tenido, hoy por hoy, por el primer biólogo evolutivo o por el primero que intuyó la evolución y eso más de 2.500 años antes de Lamark. Pero, ¿y quién incardinó, entonces, el mito de los dioses a la filosofía? Platón lo hizo, a pesar de que era discípulo de Sócrates y éste más bien ironizaba con el tema. ¿Y existen otros mitos que no versan sobre dioses? La Atlántida que, según uno que se pronuncia en el diálogo ‘Timeo’, fue un continente que un día se sumergió, y que ya éste hablaba de oídas y lo hacía en relación a Solón, que fue uno de los primeros legisladores que surgieron cuando la aristocracia como sistema de esos orbes defenestraba, a quien se lo contaron los sacerdotes egipcios, que como todos sabemos se hacían enterrar, sus faraones, con sus siervos, estos vivos, y con sus riquezas y alimentos materiales porque creían en la vida eterna pero no debían imaginarla, entonces, muy distinta a ésta; cosa semejante que se percibe en la construcción humana de los dioses, con sus abusos y maneras antropomorfas. Luego, otro mito es el de la Caverna, que en una transposición a la era molecular consistiría no en arrastrarse hasta la superficie solar sino en ampliar las cosas invisibles a una escala de nanómetros. Pero cuando el casero está sentado delante del televisor, y eso tantas horas, viendo no más que sombras, yo voy y se lo cuento, esto mismo de lo que ahora te hablo a ti, ¿y me lo agradece? Pues no, le gustaría hasta amordazarme, y que algo así quería significar Platón en aquella sociedad de esclavos. Pero acuérdate que esto es »no filosofía», que yo no soy ninguna doctora en la materia; es decir, en mi caso, puedo discutirte casi lo que sea (o en su defecto darte la razón) pero no puedes confiar en mí para acceder a un conocimiento de la doctrina serio , grave, inalterable porque sólo tratas con mi entusiasmo, que es el que me impulsa a no cejar en el empeño del saber… Y entonces acuérdate de lo que en algún momento te conté de Sócrates, el átopos, que el otro pensaba que él se lo preguntaba porque éste lo sabía y lo único que éste hacía era tratar de, a ver si así, en compañía, algo ambos descubrían.

(Pág. 449)

Si yo gozara de una terraza, aunque fuera una ventana, que mirara al mar o a los prados, muy probablemente ni tan siquiera me sentaría a catalizar proteínas e hidratos de carbono [que en la boca »da comienzo» el proceso de ruptura de los enlaces covalentes, entre otros, que mantienen cohesionadas a las moléculas de los alimentos] seleccionando un documental para ese acto, ya que el momento en el que conecto el televisor suele ser, por lo habitual, bastante desagradable, porque el gusto de mi casero para las cadenas o canales me resulta patético y son auténticas patadas a mi sensibilidad pero ayer, no sé en cuál, coincidí con un político al que me interesó escuchar, Miguel Ángel Revilla, Presidente del grupo Parlamentario Regionalista de Cantabria, un centrista como aseguran en Wikipedia donde acabo de consultarlo (que ayer, a qué ideología perteneciera me traía sin cuidado, porque fanática no quiero serlo), que es economista y fue profesor universitario durante muchos años, y que también es el Presidente de Cantabria. Éste me pareció plenamente reivindicativo, al menos en el tema del AVE, que se les prometió y ha quedado paralizado [que decía mi abuela: <<Prometer hasta el meter y después de haber metido nada de lo prometido>>], algo que yo podía comprender, y que, en la misma línea de Verónica, la del consorcio del Nalón, se pronunciaba con respecto a la crisis: <<Mire usted -decía- antes uno se podía hipotecar para comprarse un piso pero es que ahora los bancos te ofrecen financiación por tres años para que te pagues un viaje de seis días a Turquía>>. Despiertan así tu consumismo introduciéndose en tu buzón. Y hablaba de la deuda del país, del ciudadano y de las entidades bancarias y su por qué, de una manera que a mí me resultaba de lo más reflexionante; aunque esto también me sucedía hoy con los kiwis; es decir, un kiwi te puede aportar 80 kilo-calorías. pero para hacerlo llegar a España el coste es de 300. Y esto -aseguraba el ecologista- no debe de ser así, porque es no comprender los principios reguladores de energía, y esa pienso que ya es una explicación de sociedad científica. Luego, Revilla coincidía con Carlos López-Otín en que hay que volver a la cultura del esfuerzo, y yo más que estar de acuerdo -por lógica molecular- o no estarlo -por comodidad- he adoptado ese régimen y me siento contenta. También procurando no desequilibrar demasiado el asunto de la restricción calórica, que si a Carmen Arango le impresionó en gran medida el aspecto juvenil del Profesor es porque él la práctica. Pero Revilla también afirmaba que lo que a España le hace falta no son más economistas sino más psicólogos y más sociólogos. Y ahí sí que yo no voy a estar de acuerdo, porque después de los kiwis, la 2, en este caso, ofrecía la entrevista publicitaria de un psicólogo que ha escrito un libro en el que afirma que lo que más dificulta al hombre la felicidad es el ‘terribilismo’; es decir, con lo preciso y precioso que me parece a mí el ‘no dramatizar’, que es relativizar, que es la facultad de razonar, llega éste y tiene que »inventarse» un modismo más bien »dadá» (dicho así por querer no resultar insultante), porque había que escuchar el resto de su poco convincente perorata (salvando el punto de que es cierto que las obligaciones constriñen, que uno debe hacer por »revisárselas», y sin embargo aquello que se hace por placer dota de una energía no inagotable pero sí más infinita que la del no deseo). Y yo imaginándome que a éste y a otro como éste, encima que no es enzima, se les conceda más de cinco minutos la palabra. Y no, no funciona así el mejorar, que el sanar, la mayoría de las veces, pasa por adoptar medidas radicales, como de cirugía radical, y el análisis no se debe limitar a las meras apariencias, hay que inmersionar, bucear profundo, en la frente el frontal, se trata de iluminar la oscuridad, ahondar en lo doloroso y descubrir el motivo origen allá dónde esté, y entonces reconstruirse a uno mismo desde la base. Voy a injertar, en este minuto, un texto de ‘Aprendizaje o libro de los placeres’, que quiero dar a conocer, de Clarice Lispector, que es escritora de culto (y esta clase de literatura más necesaria que cualquier manual de autoayuda) y luego, quizá me atreva a enunciar una propuesta como ciudadana, que toma la palabra en el foro público y que no es, en absoluto, algo elaborado, sino algo que ha surgido en la orilla, en la primera toma de contacto, apenas mojados los tobillos, de mi entendimiento, con la Constitución de la Vida, verdadera regencia, de la que los astros, las esferas celestes con sus notas y claves pitagóricas, son electrones, visto desde el ángulo de un extraño giro copernicano. Y esa es la controversia de la que parto.

<<—Estuve leyendo un día a un filósofo, sabes. Una vez seguí su consejo y resultó bien. Era más o menos esto: solamente cuando olvidamos todos nuestros conocimientos es cuando comenzamos a saber. Entonces pensé en ti, que no hablas una palabra de filosofía conmigo y cuando estamos juntos, eso es, cuando estamos juntos pareces un sabio que no quiere ser más sabio y hasta, sabes, hasta se permite el lujo de angustiarse disimuladamente como cualquiera de nosotros.

Ulises estaba atento, inmóvil. Lori continuó:

—Parece tan fácil a primera vista seguir consejos de alguien. Tus consejos, por ejemplo —ahora ella ya hablaba en serio—: tus consejos. Pero existe un gran obstáculo, el más grande, para que yo siga adelante: yo misma. He sido la mayor dificultad en mi camino. Es con enorme esfuerzo como consigo sobreponerme a mí misma.

Jamás había hablado tantas palabras seguidas. Por eso quería evitar lo principal. No obstante de repente notó que si no dijera el final nada habría dicho, y habló:

—Soy un monte infranqueable en mi propio camino. Pero a veces, con una palabra tuya o con una palabra leída, de repente todo se aclara.

Sí, todo se aclaraba y ella surgía de dentro de sí misma casi con esplendor.

—Sí —dijo Ulises—. Pero te engañas. Yo no doy consejos. Yo simplemente (yo) creo que lo que realmente hago es esperar. Esperar a que tal vez tú misma te aconsejes, no sé, Lori, te juro que no lo sé, a veces me parece que estoy perdiendo el tiempo, a veces me parece que al contrario, no hay modo más perfecto, aunque inquieto, de emplear el tiempo: el de esperarte. ¿Sabes rezar?

—¿Qué? —preguntó ella con sobresalto.

—No rezar el padre nuestro, sino pedirte a ti misma, pedir lo máximo de ti misma.>>

Que yo entonces sí sé rezar. Y es la otra tarde, y trato de tranquilizar a Antonio, lo suficiente, para que me permita sobrepasar la lectura del término realeza, porque en el momento en que escucha esa palabra dice que se enferma y que no quiere ni oír hablar de ella, dice que no la mencione, es incapaz de salvar el obstáculo de ese significante, porque sus prejuicios son perjuicios para él y no lo dejan. Concédeme una tregua -le pido y al quinto intento lo consigo.

– ¿Te imaginas un Primer Estado Científico Español?

– ¿Te imaginas que la realeza se plegara como una proteína?

– ¿Y un triunvirato de tres hermanos como sus primeros presidentes? (no de carácter hereditario). Donde se restaurara la igualdad, porque hay dos hermanas mayores y el que ahora es un heredero y el padre de Margarita Salas era sabio, ¿y que ellos lograran ver esto como auténtico progreso, como progreso real, y el rey abdicara, por propio convencimiento de sus hijos y en beneficio de todos los españoles?, ¿te lo imaginas?

Antonio se ha quedado atónito y me he dado cuenta de que lo estaba valorando seriamente pero también de que no encontraba cánones en su sentido común, eso de lo que yo tengo poco por no decir que nada, que tampoco sería verdad, ya que escribo y escribir (pensamientos -se entiende- sensaciones, sentimientos) obliga a pensar, que es procesar y de ahí a la distancia…, porque hablar por hablar sabe cualquiera o casi cualquiera, es lo inmediato, que hay personas que han meditado casi todas sus respuestas pero eso tampoco es lo común. ¿Y habría un gobierno como lo conocemos? No, habría política de ayuntamientos, que eso »está demostrando» que funciona, y tendríamos la cúpula de un estado científico [antes, evidentemente, los tres hermanos tendrían que estudiar la biología molecular de la célula; que se trata de justicia: son hijos de alguien, a uno de ellos le han creado la expectativa del monarca pero tendrían que ganarse su derecho a ser presidentes, y eso es otro tipo de formación, la formación objetiva, que con las carreras que los tres han cursado la base para recomenzar es excelente] pero no los cimientos, una idea, la mayoría de las veces, es como empezar a construir una casa por el tejado, tienes que pensar en lo deseable, (no) impedir que los inconvenientes, que ni sabrías decir, para empezar, cuáles serían, te limiten. La idea es la intuición de una creación futura, que en el plano inmanente se realizará. Pero yo sé ya que sólo podría llegar a sentirme orgullosa de ser española partiendo de ese precedente: el de un estado científico sin precedentes, pionero, y no, de ningún modo, con el hecho involutivo de ser súbdita en un estado político-mercader, porque si política es saber vivir entre todos y democracia que la palabra, que la última nunca está dicha, que está por decir… Entonces, aquí hay que recordar que Asturias fue clave en la Reconquista. Luego, un miedo igual también común, uno que alguien me lanzó encima como un escupitajo en mi adolescencia, es el argumento de que el rey lidera los ejércitos y que gracias a él se impidió un golpe de estado y yo me pregunto: ¿este miedo cobarde será general? Porque ejercito, hoy por hoy, todavía, tal cómo es el mundo que conocemos, que hemos recibido como en »extremaunción», que colaboramos a mantener, enfermo, hay que tener, que nuestro cuerpo tiene sistema inmunodefensivo. Pero lo cierto es que rey y rey de la cristiandad era el emperador Carlo Magno y lo que les importó a los moros su poder, y sin embargo, Pelayo, que igual tan sólo es una leyenda, gracias a la orogenia de nuestra tierra, al valor, a escaramuzas y reyertas, evitó que toda España sea hoy musulmana. ¡Uy, que susto me ha pegado una araña! Sí, sí, ahora mismo, creí que era una mosca que se había posado en la pantalla del portátil. Y yo esto lo tengo por una señal. Las arañas tejen telas, telas que son estructuras, con su seda proteica, donde esperan a sus presas, que son su fuente proteica de alimento y esto sin gasto extra de energía dilapidada en la caza, pero en qué han trabajado antes, en el hilado, en la trampa y si no hay presa y se la tienen que comer, la trampa, se la comen y siguen adelante, que hay sedas que si las comparas con hilos de acero del mismo grosor son más fuertes, y es señal porque albergo »conocimientos maoríes» y sé por ello lo que me diría cualquiera de sus brujos…

<<A la araña la vi en mi imaginación. Pero la vi muy nítida. Desprendiéndose de su hilo, como si rapelara por un abismo negro en caída libre. Era inmensa y de color rojizo-amarronado.Pensé en asustarme.Pero recordé mis antiguos sueños con arañas y lo que los maoríes piensan acerca de los animales que aparecen en nuestros sueños.Los maories dicen que los espíritus de esos animales son nuestros espíritus.>Y que por eso no podemos matarlos, porque sería como dar muerte a algo nuestro que nos protege>> 16/julio/2006

Entonces, igual no. Ya que si la Ciencia es cierto que es una organización altamente cerrada, aunque sus científicos sean de mente abierta, igual esta idea es el germen del verdadero horror. ¿Qué diría Carlos López-Otín acerca de esto? Yo lo que sé es lo que he llegado a saber por la señora Arendt, que en una nota de su obra ‘La condición humana’, comenta lo siguiente:

»’La fundación y primera historia de la Royal Society es muy sugestiva. En la época de su fundación, los socios tenían que comprometerse a no intervenir en actividades ajenas a las señaladas por el rey de la sociedad, es especial a no intervenir en la lucha política o religiosa. Uno se siente tentado de concluir que el moderno ideal científico de <<objetividad>> nació allí, lo cual sugeriría que su origen es político y no científico. Más bien, merece señalarse que los científicos creyeron necesario desde un principio organizarse en una Sociedad, y el hecho de que el trabajo realizado al margen de ella demostró que estaban en lo cierto. Toda organización, sea de políticos o de científicos que han abjurado de la política es siempre una institución política; los hombres se organizan para actuar y adquirir poder. Ningún equipo de trabajo científico es pura ciencia, ya sea su objetivo actuar sobre la sociedad y asegurar a sus miembros una cierta posición dentro de ella o -como fue y sigue siendo en gran medida el caso de la investigación organizada en las ciencias naturales- actuar juntos y de acuerdo para conquistar la naturaleza. Como señaló Whitehead, no es <<casualidad que una época de ciencia se haya desarrollado en una época de organización. El pensamiento organizado es la base de la acción organizada>>, y se siente tentado uno a añadir, no porque el pensamiento se la base de la acción, sino más bien porque la ciencia moderna, como es la organización del pensamiento, introdujo un elemento de acción en el pensar.»’

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Jimi y yo dejamos el restaurante de la calle de la Ferrería atrás, giramos en la del Sol, abordamos la Fruta y nos internamos por San Bernardo, que es una travesía que desemboca en la Cámara. Aunque nosotros ahí nos detenemos y traspasando el pasillo de la cafetería, cuyo nombre no recuerdo, aunque no es Pandora, sino una que se encuentra algún número antes del Jardín Eterno de Jose Luis Monforte (»Chang Yuan», clases de Taichi estilo Cheng Manching y Chikung), nos dirigimos a su estupenda terraza, que ha cambiado de ambiente y el que exhibe en la actualidad es uno que ronda como media de edad los dieciséis. Pura efervescencia hormonal, porque ni una mesa permaneció vacía, donde descubrí, gracias a Jimi, la existencia del colegio Estilo, donde él estudió, en la inminencia del patio de al lado, tras el muro y la crema de orujo, que me gustó, al igual que los libros, que constituían ese regalo que ocultaba su bolsa, que él me dedicó y que tú podrás disfrutar, porque los incorporaré a la biblioteca que Antonio y yo hemos creado en la Bodega de Rivero. De fotografía sensacional el del Concejo de Soto del Barco, y los de la fundación Méjica: uno con la historia de los oficios vinculados tradicionalmente al Nalón, y en el que oiremos hablar, entre artísticos grabados, de barcas, barcazas, extracción del carbón del río y del <<pan de los pobres>> [»Si conoces como trabajaban en el pasado puedes entender como somos hoy»], y en el otro donde se trata de la permanencia del nicaragüense Rubén Darío, poeta modernista, por aquellos lares, a los que regresó en tres veranos no consecutivos pero de principios del siglo XX. Ahí me acordé de Pasajes de San Juan (Pasai Donibane), que es la primera población a la que se llega por el camino de la costa, una vez que se deja Irún atrás, y donde Victor Hugo permaneció por algunos días, que culturalmente para ellos constituye un hecho de lo más relevante, porque en su obra ‘Alpes y Pirineos’ describió almuerzos, su riente calle principal, la serena bahía y el contraste de las fachadas palaciegas, que vistas desde el monte quizá hasta nos parezcan chozas, que luego eso lo desmiente la hidalguía de los interiores pasaitarras , además de hacer mención al espectro lívido de Felipe II, reivindicándolos ante el mundo, como inédita belleza, digno lugar de ser conocido, que si estuviera en Suiza o en Italia sin duda lo sería pero no siendo así en estas estribaciones pirenaicas del monte Jaizkibel.

<<Arte y amistad nos ligan. / Mientras yo exista y tú existas, / seamos hermanos y artistas; / arte y amistad obligan>>

– Rubén Dario –

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Hablamos de la familia de Jimi, sobre todo de su madre, que cursó la carrera de abogacía pero que se internó en la onda de la radio y que recibió su carnet de periodista creo que después que el régimen franquista claudicó y que siempre estuvo muy unida al Camino de Santiago, y por eso Jimi también. Hablamos de la abuela de la princesa Leticia, porque ésta guardaba alguna relación con la madre de Jimi, que para Verónica es exponencial de altruismo y de quien Jimi habla con tremenda admiración y cariño. Hablamos de hermanos, de que el padre de él es un hombre muy inteligente. Hablamos de Carlos, sobre todo, y yo mucho de Margarita Salas, a quien conocí al mismo el mismo tiempo que a Carlos, aquella vez del Palacio de la Magdalena de Santander… año 2007, aunque desde donde él se dirigía a sus alumnos, aquel atril, era desde otro año, en el verano del 2003, que fue el mismo en el que un profesor titular de la Complutense, había sido invitado a disertar, sobre las aplicaciones terapéuticas del cañamo o su molécula (Delta9-THC) [tetrahidrocannabinol) y del sistema endocannabinoide o endógeno, que era mi amor, un sueño, además del interés que yo perseguía por aquel entonces con el conocimiento, que se refirió a Carlos en una escena que a él se le había quedado grabada, que siendo un pardillo -dijo- le habían hablado de él: <<No te pierdas su conferencia en el salón>> -le dijeron. Y este profesor que hoy es el catedrático de la Complutense (se entiende que de Bioquímica y Biología Molecular) entonces dijo: <<Yo de mayor quiero ser igual que éste>>. Y Carlos López-Otín, después de ser tan cariñoso con su maestra -cosa que a mí me llegó muy hondo- les hacía pensar a sus alumnos en la importancia histórica real del tiempo en el que todos sucedíamos, y cómo a mí esto me marcó, y como sus palabras, aquellas con las que tuve la fortuna de tropezar, han volado muchas veces a mi pensamiento, para inspirarme, para hacerme consciente de la verdadera dimensión de la experiencia, y lo muy agradecida que le estoy por ello, por conmoverme, y por haberme hecho abandonar, en todo lo posible, mi inercia, la que como a casi todos me sometía y, entonces, esa fuerza le debo yo. Y por eso, para que el interés molecular crezca en todos, hoy aquí…

Sábado, 24 de septiembre/ 2011

María Camín

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