RICARDO SÁNCHEZ ORTIZ DE URBINA – La exigencia de una filosofía fenomenológica I. – Dr. Luis Álvarez Falcón – o biografía esencial de un filósofo desde su discípulo –


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Alrededor de los años 70, en el contexto de sus exploraciones fenomenológicas, Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina visitará los Archivos Husserl en Lovaina, conociendo personalmente al que por entonces era el encargado de velar por los manuscritos estenografiados del pensador de Friburgo: Herman Leo Van Breda. Fruto de sus primeras investigaciones, en el año 1976, y ya en su condición de Catedrático Numerario de Instituto Nacional de Enseñanza Media de España, presentará, bajo la dirección del Dr. Ángel González Álvarez, su tesis doctoral: La idea de verdad en la filosofía de Husserl (331 folios, T-9754). Ocho años después, en el otoño de 1984, la Editorial Pentalfa publicará la plúmbea y maciza síntesis de dichas investigaciones, bajo el sólido rótulo: La fenomenología de la verdad: Husserl (1).
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En el periodo que transcurre entre los años 70 y la publicación de la citada obra, el panorama filosófico español sobrevuela la labor exegética de múltiples historiadores de la filosofía, quienes desde sus oportunas referencias se van dilatando entre la mísera herencia de una universidad de postguerra y el nuevo advenimiento de un contexto teórico de cambios, en algunos casos rancios y reduccionistas, y en otros, oportunos y convenientes, aunque escasamente arriesgados y filosóficamente poco comprometidos. No será el caso del citado trabajo, calificado por el propio Dr. Bueno, en un alarde de perspicacia, como «el rescate de multitud de componentes del idealismo fenomenológico para el materialismo gnoseológico» (2).
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Y mientras, por aquel entonces, algunos “notables”, en el sentido ordinal de la palabra, necesitaban a Hegel para soportar tanta sangre, “historiando” la filosofía e inventando un presente siempre pasado, que hoy, ni siquiera un tribunal de oposición de Secundaria hubiera admitido, el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina asentaba, desde la aulas, un firme, honesto, y permanente propósito: la radicalidad del regressus que convierte al pensamiento en una indudable y extraña reserva crítica. Tanto en unos casos como en otros “Son cosas de los tiempos”, como dice el sereno asturiano de La verbena de la paloma. Sin embargo, en una silenciosa, y poco petulante, disposición de hondo pensador de altura, sus paratácticas disquisiciones fueron trazando un itinerario dispuesto ya en las diversas ontologías regionales, en las diferentes instituciones simbólicas que conforman el mundo de la Ciencia, del Arte, de la Religión y de la Filosofía.

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Dr. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina con motivo de la presentación de

 LA SOMBRA DE LO INVISIBLE. SIETE LECCIONES. MERLEAU-PONTY 1961-2011

– primera parte –

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En 1977, y en el contexto de la enseñanza secundaria, la editorial Bruño publicará el manual de filosofía Dialéctica (3), cuya autoría compartirá con Manuel Sánchez Ortiz de Urbina. En la inercia de un largo periodo pedagógico, en el que su capacidad de traductor y su compromiso con la didáctica de una enseñanza todavía en gestación se combinarán con el oportuno impulso de una concepción programada de la enseñanza y con la sociología de la educación, el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina reafirmará su posición intelectual en la mítica Historia de la Filosofía de 1978, que la Editorial Anaya publicará junto a la autoría del Dr. Hidalgo Tuñón y del Dr. Iglesias Fueyo. En su capítulo sobre la Fenomenología, quedarán impresas estas conclusiones: «Si nos quedamos en el plano de los hechos, la historia es una sucesión ininteligible, exterior a nosotros. Pero si efectuamos la reducción eidética, encontraremos que la historia es el movimiento de los “sentidos intencionales” que se implican y se van sedimentando. Toda formación cultural es susceptible de un análisis intencional que desvela las implicaciones escondidas y nos remite a una génesis de sentidos» (4). Tales palabras, dirigidas a aquellos incautos alumnos del Curso de Orientación Universitaria, el antiguo C.O.U., constituirán las intenciones programáticas de su posterior labor docente en la Cátedra de Filosofía de la Universidad de Valladolid. La “génesis del sentido” ocupará su intención primordial: la descripción de las legalidades esenciales del aparecer de lo que aparece como tal.
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A partir de este momento, la mediocridad de las autoridades académicas, la pelusa de la medianía intelectual y el rencor de anodinos aficionados a la docencia de tarima y faria, se mezclarán con el progresivo entusiasmo de un alumnado despierto y sagaz, que procederá a reconstruir desde las aulas la articulación precisa y consistente de un itinerario evidente e indiscutible. En su Seminario Doctoral de 1995, bajo el título Teorías Estéticas en el Siglo XX, además de conocer el contexto teórico de base, leímos por primera vez la exposición de 1988 que Marc Richir pronunció en el Collège International de Philosophie, en colaboración con el Centre Archives Husserl de Paris, el CNRS y l´Ecole Normale Supérieure de la Rue d´Ulm, con motivo del cincuenta aniversario de la muerte de Husserl. Su título era profundamente esclarecedor: Synthèse passive et temporalisation/spatialisatión. El Dr. Sánchez Ortiz de Urbina, tal como siempre nos había acostumbrado, nos adelantaba las conclusiones del volumen XI de la Husserlina. Aunque faltaban tres años para la primera traducción al francés de los cursos del periodo de 1918 a 1926, comenzábamos, excepcionalmente en la universidad española, a indagar en aquello que el propio Richir calificaría así al final de su intervención parafraseando a Hölderlin: «Nous risquons de perdre le sens à l´étranger. Ce sens pour lequel, peut-être, Husserl a eu trop peur. Mais il était le premier et peut-être la terre promise lui a-t-elle paru effrayante. C´est là encore une autre histoire, que je n´évoque que pour lui rendre hommage: il a eu tout au moins la grandeur d´ouvrir la philosophie à du tout autre, meme si ce fut à son corps defendant, ce qui l´a, au reste, prémuni contre la folie des grandeurs» (5).

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– segunda parte –

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En lo sucesivo, y pese a sus veleidades socráticas, el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina nos mostraría el derrotero ineludible que habrá de terminar en el Curso sobre Fenomenología que la Sociedad Asturiana de Filosofía organizará en Oviedo en la primavera del 2009. Veinte años antes, en octubre de 1989, en el contexto de El Basilisco, referencia inexcusable para todos nosotros, aparecerá su artículo La estética de la recepción desde la teoría platónica del arte (6). El profundo ingreso en el dominio de la Estética vendrá avalado por la premisa de partida que ya había destacado el Dr. Bueno en su Prólogo a La fenomenología de la verdad: Husserl: la confluencia del materialismo gnoseológico y la fenomenología. El mismo año, en un claro compromiso intelectual, nuestro autor traducirá la Terminología filosófica (7) de Adorno. Posteriormente, en 1990, en el mismo contexto, publicará su artículo El lugar de la crítica del arte (8). En este momento, sus preocupaciones fenomenológicas se enraizarán en la obra de Benjamin y Adorno, resolviendo la encrucijada del panorama de la teoría estética contemporánea bajo las premisas de la Schwingung primitiva entre el “artefacto” y la “obra”, residuo de la resonancia rítmica del esquema trascendental, según el cual el mundo se “fenomenaliza” como fenómeno. Ya en 1978, en el mismo contexto de El Basilisco (9), habíamos asistido a la confrontación polémica entre Adorno y Husserl, en un artículo que anticipaba el desarrollo intelectual que íbamos a presenciar posteriormente. En 1996 y en 1999, en el marco de la célebre Historia de las ideas estéticas y de las teorías estéticas contemporáneas, y bajo la coordinación de su colega Valeriano Bozal Fernández, tendremos la oportunidad de asistir a tres exposiciones de la máxima relevancia teórica: Estética y Fenomenología, Gadamer y La recepción en la obra de arte (10). Su impronta destacará firmemente en la selección del segundo volumen, sobre todo en lo que respecta al primero de los artículos donde, claramente, hará una rotunda y definitiva declaración de los fundamentos históricos de las relaciones Estética-Fenomenología, rescatando a Moritz Geiger, Oskar Becker, Roman Ingarden y Mikel Dufrenne, pero, sobre todo, indicando la relevancia de Eugen Fink y del despliegue de esa Estética Trascendental que Husserl avistó como tierra prometida, en tanto génesis pasiva que precede a toda posible actividad del sujeto, pero que bloqueó por su deriva hacia la presencia de los objetos que da origen a la línea continua homogénea del transcurrir del tiempo producida por la retención. Pero aún es más, en este artículo aparecerán, frescos y recién editados, por primera vez en el panorama español, los trabajos de Michel Henry, Marc Richir, Henry Maldiney y Jacques Garelli. Este acontecimiento coincidirá con los continuos viajes del Dr. Sánchez Ortiz de Urbina a París.
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A continuación, se sucederán una serie de trabajos, la inmensa mayoría inéditos, que corroborarán la talla del nivel de reflexión ante el que nos enfrentamos. El 26 de febrero de 1999, en la Fundación Segundo Santiago Montes de Valladolid, bajo el título ¿Qué hace el arte? (11), pronunciará una conferencia plagada de referencias a la Stiftung simbólica racional, cuyos contenidos fenomenológicos desembocarán en la Lichtzwang de Paul Celan. El 26 de noviembre del mismo año, en el contexto del I Congreso Internacional sobre Ciencia y Sociedad, en deuda con los planteamientos del Dr. Bueno en su Teoría del Cierre Categorial (12), y ante un pasmado aforo de historiadores de la filosofía y un caluroso público de fervientes estudiantes, que en esos momentos exigían el rigor de un discurso honesto, el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina comenzará su exposición sobre Ciencia y Arte (13) con las palabras de Dirac a propósito de la función de onda de un corpúsculo en un campo, establecida por Schröndinger: «Es más importante que una ecuación tenga belleza que pretender, a la fuerza, que coincida con la experiencia». Las claves del discurso quedarán definidas desde un principio. Su brillante exposición dejará abierta la dialéctica entre una fenomenología material y un materialismo fenomenológico.

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– tercera parte –

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El 16 de noviembre del año 2000, desde el lugar privilegiado de su conocimiento de la filosofía antigua, expondrá su lección magistral Filosofía y Tragedia, en clara influencia de la lectura de La naissance des dieux de Marc Richir (14). No sólo asistiremos a un análisis primitivamente fenomenológico, sino que, además, podremos advertir la calidad literaria de su labor de traducción y exégesis, tal como en 1993 nos había demostrado en la traducción de la obra de Fränkel: Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica (15), y que, posteriormente, veremos en la traducción de la obra de Safo y Arquíloco. Un mes antes, el 17 de octubre del 2000, habíamos asistido al encargo del Departamento de Filología Clásica de la Universidad de Valladolid para el Curso ¿Tienen ideología los clásicos?, bajo el título: Grecia: Fascinación o Pretexto. En su discurso descubriremos la influencia de Richir unida a la hermenéutica filológica de Bollack y Peter Szondi. No obstante, el momento crucial estaba por llegar.
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El 14 de diciembre de 2000, con una nota manuscrita que indica lo siguiente: «Perdona que no te haya escrito antes. He hecho un viaje rápido a París (diez días) que me han cortado lo que tenía entre manos», este discípulo que escribe recibirá la entrega de un trabajo manuscrito que será definitivo. Interpretación y escucha a la luz de la fenomenología aparecerá, posteriormente, en el año 2001, en la recopilación El tiempo en las músicas del siglo XX (16). En sus líneas quedará demarcada y diferenciada claramente la denominada fenomenología estándar de una fenomenología no-estandar, material, o no objetiva, y que el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina advierte que está en pleno desarrollo. Por primera vez, oiremos hablar del “Inconsciente fenomenológico” y de las consecuencias de los volúmenes XI y XXIII de la Huserliana (17). Richir y su Phénoménologie en esquisses (18) resonarán a lo largo de todo su discurso. Las conclusiones serán tan productivas que inaugurarán una recepción de la fenomenología en España, más allá de la ortodoxia programática que se debate en las Sociedades al uso.
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– cuarta parte –

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En este impasse el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina continuará su exploración fenomenológica en dos conferencias fundamentales: Norte contra Sur (en la encrucijada del romanticismo) y su lección magistral del 9 de septiembre de 2000, titulada: La identidad de la obra de arte. En esta última, la cuestión de la teoría estética contemporánea quedará expuesta con crudeza, desde sus traducciones de la recopilación de Rainer Warning, Estética de la recepción (19); de la obra de Hans Robert Jauss, Las transformaciones de lo moderno (20); del ensayo de Peter Bürger, Crítica de la estética idealista (21), y del célebre trabajo de Christoph Menke, La soberanía del arte. La experiencia estética según Adorno y Derrida (22), hasta sus agudos análisis de la obra de Danto, Genette, Schaeffer, Rochlitz o Goodman, pasando, claramente, por Adorno y Benjamin, y por su deuda intelectual con el Dr. Bueno. De paso, nos seguirá seduciendo con su mirada prístina sobre los paisajes y las iglesias románicas de Clermont-Ferrand.

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El 26 de septiembre del año 2000, treinta y nueve años después de que el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina se incorporase, como Catedrático de Filosofía, al Cuerpo de Catedráticos Numerarios de Institutos Nacionales de Enseñanza Media de España, desempeñando su cometido en el Instituto «Gabriel y Galán» de Plasencia y en el Instituto Femenino de Oviedo, la Junta de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Valladolid, y en su nombre, el Ilmo. Decano D. Basilio Calderón, decidirá otorgarle la concesión honorífica de Catedrático Emérito, en honor al rigor, a la generosidad, y a su valía y honestidad intelectual.
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– quinta parte –

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Llegados hasta este momento, en junio del año 2001, con motivo de los cien años de la publicación de las Logische Untersuchungen (23), el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina nos sorprenderá con uno de sus trabajos más esclarecedores para la denominada fenomenología no estándar, más allá de la ortodoxia fenomenológica: En el centenario de las Investigaciones Lógicas de Husserl. En su conferencia advertiremos una denuncia expresa. La recepción de la fenomenología en los últimos cien años se ha llevado a cabo a partir de los textos programáticos (el polo intencional), una segunda recepción de Husserl está descubriendo la ignorancia de un desnivel fundamental: lo intencional y lo efectivo. La gran novedad de la fenomenología ha sido reactualizar con su pareja conceptual reducción-constitución lo que siempre ha hecho la filosofía con su dialéctica regressus-progressus. Será la primera vez que nuestro pensador exponga sistemáticamente las consideraciones fenomenológicas de Marc Richir, que ya comienzan a alcanzar un peso teórico considerable en el panorama europeo.
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En abril de 2002, en la primavera de Guadarrama, surge la contribución a los ciclos de conferencias que tienen lugar en Cuenca, en torno a las pinturas con las que el artista Jesús Mateo recubre el interior de la Iglesia desafectada de San Juan Bautista de Alarcón. Su título será definitivo: Imagen y Fantasia en el arte. El tema fundamental será la dialéctica que tiene lugar entre la imagen y la fantasia en el arte, a la luz de los desarrollos fenomenológicos más contemporáneos. Será, probablemente, uno de sus trabajos fundamentales. Las alusiones, descripciones y citas quedarán perfectamente conjugadas en torno a un problema fenomenológico fundamental: el régimen de Phantasia. Inmediatamente a continuación, en mayo del mismo año, y en el mismo e incomparable marco de Alarcón, asistiremos a su lección: Fuera y dentro: la cámara de descompresión. Nuevamente, veremos expuesta la Schwingung fenomenológica y el libre juego de las síntesis pasivas en el registro del cuerpo interno como condición de posibilidad de la experiencia del arte. Las descripciones fenomenológicas, alimentadas por la lectura del volumen XI de la Husserliana, se combinarán excepcionalmente con las descripciones del arte y los versos de Rilke.
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En noviembre del mismo año, y comenzando con una cita expresa a La fenomenología de la verdad: Husserl, nuestro maestro presentará una de sus lecciones más determinantes, bajo un título contundente y muy expresivo: Estética y Fenomenología. No se tratará de su colaboración de 1999 para la edición de Valeriano Bozal, sino de un ejercicio puramente fenomenológico, alejado de cualquier descripción historicista, que resituará con rigor los términos fundamentales del problema. A partir de este momento, sus seminarios y sus artículos proliferarán, recreando una constelación de consideraciones teóricas que exigen urgentemente una sistematización. En el año 2004, en el número 34 de El Basilisco, aparecerá su artículo Kant y Husserl (24). Posteriormente, el 11 de abril de 2005, en el contexto de la cuadragésima segunda edición de los trabajos de los llamados «filósofos jóvenes», aparecerá la lección que, en principio, se iba a titular Fenomenología y cine, pero que él mismo acabará titulando La experiencia del cine: un análisis fenomenológico. Dos meses más tarde, el 16 de junio de 2005, pronunciará su conferencia Sartre versus Merleau-Ponty. El 27 de mayo de 2007 asistiremos a su lección ¿La fenomenología del espíritu como Bildungsroman? (25). Todo parecerá indicar que el tiempo en su salvaje jardín de Guadarrama, su producción artística, y el congénito tesón de sus raíces euskaldunas, parecerán conflagrarse en una actividad frenética que, lejos de cualquier sistematización, empuja ex abrupto para abrirse paso a través de una extraordinaria intuición filosófica, ajeno a las sociedades de fenomenología, a los círculos académicos y al devaneo del pensamiento de survol.
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Dos fechas determinarán el giro definitivo al que hoy asistimos. El 4 de abril de 2008, en el estudio de Guadarrama y frente a la mesa, hondamente literaria, de Montserrat Tarrés, su compañera, se gestará la primera entrega de una polémica anunciada desde antaño: ¿Para qué el Ego trascendental? (26). Recordemos que en 1984, en su Prólogo a La fenomenología de la verdad: Husserl, el Dr. Bueno había abierto la herida: «Por estas razones, insistimos en poner, ante todo, la verdad filosófica de la Idea de Verdad fenomenológica en su propio método de regresión crítica (la reducción) hacia las fuentes operatorias de la verdad, hacia el sujeto trascendental (gnoseológico, no psicológico) operatorio. Pero este Ego trascendental (eminentemente, el Sujeto operatorio) no habrá que entenderlo como una actividad sustancialmente distinta de aquélla que actúa en el ámbito categorial de cada ciencia» (27). La respuesta será concluyente. Desde una fenomenología no estándar, desde la exigencia de una fenomenología «asubjetiva», el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina será ahora irrebatible: «¿Para qué el Ego Trascendental? Para nada, si se entiende en detrimento de esa pluralidad originaria de singulares en interfacticidad. Parece más bien una surrepción (de surripere, deslizarse por debajo, subrepticiamente), que acaba en una substrucción (de substruere, construir un cimiento bajo tierra). En este caso fundamentum substruere, poner un cimiento innecesario» (28). El citado artículo será el principio de una nueva y renovada voluntad filosófica que arrasa con su propia tradición, a base de coligar la madurez filosófica y el nivel último de análisis que exhibe in fieri su potente intuición intelectual. No habrá ningún desperdicio, pese a quien pese. El materialismo fenomenológico desalojará las perspectivas metafísica y positivista que conspiran contra una arquitectónica de niveles gnoseológicos y de realidad. De donde resultará, por un lado, la ociosidad de nada que pudiera funcionar como una ontología general; por otro lado, la ampliación de lo real por un plano (Sachlichkeit) en el que se dan verdaderas síntesis que, aunque pasivas y sin identidad, permiten verdadero conocimiento; y por último, la articulación de tal “realidad” por el sistema ampliado de los tres géneros de materialidad, en transposibilidad. Ni más, ni menos.
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Por estas fechas, el heredado tesón de este discípulo ya había trabado la encerrona. Sorprendentemente, en el año 2008 se cumpliría el primer aniversario de un crisol, de un catalizador de la fenomenología contemporánea: Maurice Merleau-Ponty. La deuda filosófica se iba a convertir en una excepcional exhibición del talante de nuestros tiempos. Mientras en Europa la fenomenología se reorganizaba, en México, en Michoacán, en la ciudad del exilio de María Zambrano, la fenomenología aparecía como una tierra prometida. El Coloquio Internacional Merleau-Ponty Viviente (Morelia 2008), bajo la dirección del Dr. Mario Teodoro Ramírez, reunía al Círculo Latinoamericano de Fenomenología y a los más prestigiosos representantes de la herencia husserliana. En Pátzcuaro, la ciudad sagrada de los Purépechas, se fundaba la Cátedra Internacional Merleau-Ponty. En humilde condición de embajador, este alumno trasladaba las intempestivas consideraciones del maestro, anunciando lo que sería un acontecimiento crucial para el contexto filosófico español: el Coloquio Internacional Merleau-Ponty 1908-2008, Zaragoza, España (29). En el sospechoso silencio de la filosofía académica española, un profesor asociado impulsaba el encuentro definitivo del estado actual de la fenomenología en nuestro país. Con la inestimable ayuda de la Universidad de Zaragoza, del Institut Français de Saragosse, del Ministerio de Cultura de Francia, del Gobierno de Aragón y del Ministerio de Ciencia e Innovación, el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina inauguraba este acontecimiento con un documento único: Merleau-Ponty desde el materialismo fenomenológico (30). En sus líneas advertíamos su firme propósito: «Merleau-Ponty hablaba en 1961 de la situación de la filosofía como de una no-filosofía. No sólo en el sentido habitual de que en una filosofía mundana está la filosofía más viva que en el reducto de la filosofía académica, sino que la filosofía se ha vuelto impositiva. Tanto si se hace filosofía desde los datos o desde la conciencia, el resultado es el mismo. Es una filosofía que sobrevuela, imponiendo el sentido, no se sabe desde qué instancia: si desde el Ser o desde unas condiciones trascendentales de posibilidad». Sorprendentemente, maestro y discípulo habían conseguido arribar a un hecho común: Deposuit potentes de sede.
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En marzo del presente, en el marco del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y ante un impávido público que asistía atónito a la presentación de la primera traducción al castellano de la obra completa de Safo (31), el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina volvió a sorprendernos con una insólita lección de filosofía fenomenológica. Ya nos había advertido de ello en su artículo La poética de Safo (Valladolid 1993), publicado en la revista vallisoletana El signo del gorrión, junto a otra colaboración titulada Teoría del efecto trágico (Valladolid, 1994). En junio del presente año, y tras algún que otro enfrentamiento con la academia, aparecerá el Prólogo que, amablemente, discurriera el maestro para el primer ensayo de este discípulo, Realidad, Arte y Conocimiento (32), y que la Editorial Horsori de Barcelona acabará publicando, en un tiempo de adversidad. En adelante, con la colaboración fundamental de los compañeros, de la Sociedad Asturiana de Filosofía, del grupo Eikasia, con el entusiasmo de Pelayo Pérez García, y el tesón de Alberto Hidalgo Tuñón, de Román García, de Silverio Sánchez Corredera, y de otros muchos colegas, condiscípulos y alumnos, en el otoño asturiano del 2008, se hizo posible el Congreso Internacional ¿La realidad virtual es real?, donde el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina delimitó el estado de la cuestión más allá de la pregunta sobre el fundamento, con una exposición rotunda: La “realidad” de la realidad virtual: el Pliegue (33). Los tremendos versos de Mallarmé dieron paso a nuestro punto de partida:

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El inicio renovado de esta apuesta programática recordará los versos de la frase mítica de Angelus Silesius. Los que conocen, y los que conocerán, el derrotero de esta narración esperan un nuevo capítulo. En adelante, deberemos asistir a tres altos en este singular camino:

1º. El comentario ampliado de La fenomenología de la verdad: Husserl, a la luz oscura de esta nueva filosofía fenomenológica.

2º. La compilación de todos los materiales socráticamente expuestos en el curso de esta rigurosa línea de investigación.

3º. La publicación exhaustiva de la obra definitiva: La Estromatología.

Sin más intenciones, y sin ningún ánimo de loa o lisonja, se impone aquella sentencia que el maestro, el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina, impidiome pronunciar, y que trae a colación la queja de un viejo paisano:

«Los hombres de rara eminencia dependen de la época en que viven. Las cosas tienen su tiempo; incluso las eminencias dependen del gusto de su época. Pero la sabiduría lleva ventaja: es eterna, y si éste no es su tiempo lo serán otros muchos».

Baltasar Gracián, 1647.

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Zaragoza-Oviedo, 14 de mayo y 2009.

Dr. Luis Álvarez Falcón.

Universidad de Zaragoza.

www.luisalvarezfalcon.com

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Pr. Luis Álvarez Falcón

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enlazado a:

EL AMIGO FILÓSOFO

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  1. Lo siguiente son las anotaciones de este documento, inédito o conocido sólo por Ricardo Sánchez de Urbina y algunos profesores más, asistentes al curso de Oviedo.

    Se imaginará Luis Álvarez Falcón el extraordinario regalo que me ha hecho al dejarme editarlo aquí. Donde he podido disfrutarlo con pasión y minuciosidad.

    Gracias Luis :)
    Me encantaría poder, algún día, daros un fuerte abrazo a ti y a tu Maestro. Porque me parece algo grande, verdaderamente grande y bueno, ante lo que me Encuentro. Y yo también como el poeta: lo celebro.

    (desde la vanguardia a la Vanguardia)
    yo, María Camín.

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  2. 1 Sánchez Ortiz de Urbina, R. La fenomenología de la verdad: Husserl, prólogo de Gustavo Bueno, Pentalfa ediciones, Gijón 1984.

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  3. 2 Sánchez Ortiz de Urbina, R. o. c., p. 12.

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  4. 3 Sánchez Ortiz de Urbina, R. y Sánchez Ortiz de Urbina, M. Dialéctica: 3º bachillerato, Ed. Bruño, Madrid 1977.

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  5. 4 Hidalgo Tuñón, A; Iglesias Fueyo, C; Sánchez Ortiz de Urbina, R. Historia de la Filosofía, Ed. Anaya, Madrid 1978.

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  6. 5 Richir, M. «Synthèse passive et temporalisation/spatialisation», en Husserl. Collectif sous la direction de Eliane Escoubas et Marc Richir, Jérôme Millon, Grenoble 1989 ; p. 41.

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  7. 6 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «La estética de la recepción desde la teoría platónica del arte», en El Basilisco, Revista de Filosofía, ciencias humanas, teoría de la ciencia y de la cultura, Segunda Época, nº1, Septiembre-Octubre 1989; pp. 33-40.

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  8. 7 Adorno, T. W. Terminología filosófica. Vol. I. Trad. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Taurus ediciones, Madrid 1989.

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  9. 8 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «El lugar de la crítica del arte», en El Basilisco, Revista de Filosofía, ciencias humanas, teoría de la ciencia y de la cultura, Segunda Época, nº4, Septiembre-Octubre 1990; pp. 3-11.

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  10. 9 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «Adorno y Husserl: dos dialéctica», en El Basilisco, Revista de Filosofía, ciencias humanas, teoría de la ciencia y de la cultura, Primera Época, nº5, Noviembre-Diciembre 1978; pp. 48-56.

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  11. 10 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «Estética y Fenomenología», «Gadamer» y «La recepción de la obra de Arte», en Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas, Vol. II, Valeriano Bozal (ed.), Antonio Machado Libros, Madrid 2002; pp. 118-129; 130-135; 213-227.

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  12. 11 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «¿Qué hace el arte», en Complejidad, año 2, nº4, enero-marzo 1999

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  13. 12 Bueno, G. Teoría del cierre categorial, Pentalfa ediciones, Oviedo 1992.

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  14. 13 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «Ciencia y Arte», en Racionalidad científica y racionalidad humana, coord.. por Alfredo Marcos Oteruelo, Margarita Vega, Carlos E. Maldonado, Valladolid 2001; pp. 181-202.

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  15. 14 Richir, M. La naissance des dieux, Hachette, Paris 1998.

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  16. 15 Fränkel, H. Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica, trad. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Visor, Madrid 1993.

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  17. 16 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «Interpretación y escucha a la luz de la fenomenología», en El tiempo en las músicas del siglo XX, coord.. por Margarita Vega Rodríguez, Carlos Villar-Taboada, Valladolid 2001; pp. 149-158.

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  18. 17 Husserl, E. Analysen zur passiven Synthesis. M. Nijhoff, Den Haag 1966. Traducción francesa: De la synthèse passive. Trad. B. Bégout y J. Kessler con la colaboración de Natalie Depraz y Marc Richir, Ed. Jérôme Millon, Grenoble 1998. Phantasie; Bildbewusstsein, Erinnerung. Husserliana XXIII. Kluwer Academic Publishers, Dordrecht-Boston-London 1980. Traducción francesa: Phantasia, conscience d´image, souvenir. Trad. Raymond Kassis y Jean-François Pestureau, Jérôme Millon, Grenoble 2002.

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  19. 18 Richir, M. Phénoménologie en esquisses. Nouvelles fondations, Jérôme Millon, Grenoble 2000.

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  20. 19 Warning, R. Estética de la recepción, Visor, Madrid 1989.

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  21. 20 Jauss, H. R. Las transformaciones de lo moderno. Estudios sobre las etapas de la modernidad estética, traducción de Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Visor, Madrid 1995.

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  22. 21 Bürger, P. Zur Kritik der idealistischen Ästhetik, Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main, 1983. Traducción española: Crítica de la estética idealista, trad. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Visor, Madrid 1996.

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  23. 22 Menke, Ch. La soberanía del arte. La experiencia estética según Adorno y Derrida, Trad. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina. Visor, Madrid 1997.

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  24. 23 Husserl, E. Logische Untersuchungen. Husserliana Gesammelte Werke. Max Niemeyer Verlag, Tübingen 1968. Traducción española: Investigaciones Lógicas 1 y 2. Trad. Manuel G. Morente y José Gaos, Alianza Editorial, Madrid 1999

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  25. 24 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «Kant y Husserl», en El Basilisco, Revista de Filosofía, ciencias humanas, teoría de la ciencia y de la cultura, Segunda Época, nº34, Enero-Junio 2004; pp. 3-12.

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  26. 25 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «¿La fenomenología del espíritu como Bildungsroman?», en Eikasia. Revista de Filosofía, nº15, 2007; pp. 99-112.

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  27. 26 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «¿Para qué el Ego trascendental?», en Eikasia. Revista de Filosofía, nº18, 2008; pp. 13-32.

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  28. 27 Sánchez Ortiz de Urbina, R. La fenomenología de la verdad: Husserl, o. c., p. 11.

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  29. 28 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «¿Para qué el Ego trascendental?», en Eikasia. Revista de Filosofía, nº18, 2008; «Post-scriptum al artículo “¿Para qué el Ego trascendental?”», en Eikasia. Revista de Filosofía, nº21, 2008; pp. 107-134.

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  30. 29 http://www.merleau-ponty1908-2008.es; Eikasia. Revista de Filosofía, año IV, nº21, 2008.

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  31. 30 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «Merleau-Ponty desde el materialismo fenomenológico», en Eikasia. Revista de Filosofía, nº21, 2008; pp. 107-134

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  32. 31 Safo y sus discípulas. Poemas, Edición de Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid 2009

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  33. 32 Álvarez Falcón, L. Realidad, Arte y Conocimiento. La deriva estética tras el pensamiento contemporáneo, prólogo de Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Ed. Horsori, Barcelona 2009 (En prensas).

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  34. 33 Sánchez Ortiz de Urbina, R. «La “realidad” de la realidad virtual: el Pliegue», en Eikasia. Revista de Filosofía, nº24 extra, 2009.

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  35. La presente exposición es la primera parte de un trabajo ulterior, siendo, en este caso, una contribución al Congreso sobre fenomenología, impartido por el Dr. Sánchez Ortiz de Urbina en el contexto de la Sociedad Asturiana de Filosofía, Oviedo, mayo de 2009.

    Luis Álvarez Falcón

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  36. juan carlos dice:

    Hola. Inquitante biografía; yo he sido un callado discípulo de Ricardo entre los años 1992-2000 y me ha impresionado. Él último curso de doctorado al que asistí «la estética del siglo xx; la identidad de la obra de arte» fue algo «homérico».

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    1. Muchas gracias por tu aportación a esta biografía, Juan Carlos. Me ha gustado recibir estas impresiones tuyas. Y un saludo :-)

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      1. juan carlos dice:

        A ti, por este tu trabajo en el blog; lo homérico no siempre lleva consigo reconocimiento, pero sí consciencia; una vez pasó a distancia por mi existencia y aún sigo preguntándome por su «ego»; en más de una ocasión lo oí desdecirse de lo expuesto con gran incidencia en el mismo contexto; y más de una vez pensé en su indiferencia tanto a la veneración como a los ataques críticos; Nadie es tan loco como para no criticar a su maestro jamás…

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  37. juan carlos dice:

    • Seguiré en esta “charla confidencial”; muchas gracias. Espero no ser desconsiderado.
    “Nadie es tan loco como para no criticar a su maestro jamás”, es una tesis mucho más radical que la de Nietzsche “se recompensa mal a un maestro si se permance siempre discípulo” (Así habló Z…), el importante apartado “De la virtud que hace regalos”. Me aproximo a Emerson, al que Nietzsche cita en la Gaya Ciencia, que no habla precisamente de lavarse los pies unos a otros.
    Ya se que puedo ser deborado por el dragón, pero ahí estamos todos sin excepción.
    El efecto de luz de la fenomenología siempre me ha parecido a una “iluminación de antorchas por los senderos intrincados de un bosque” (Nietzsche hablando de los escritores); esto tiene su lado negativo y su lado satisfactorio, pero que la práctica diaria obliga a desterrar y olvidar, y no importa perderlo, pues esta época invita a la retirada del “mundo” de la fenomenología. Ésta se pone siempre a salvo de lo que es ajeno, y por mucha génesis que pretenda negar, siempre pone más de lo que hay; incita; la razón es que está demasiado cerca y demasiado lejos porque el autor conoce demasiado bien su tema y lo encuentra fastidioso; de esa forma prescinde de los ejemplos, en una alusión infinita que no rompe el espejo; entonces el lector u oyente encuentra con facilidad mal justificado el asunto si se suprimen los ejemplos. Coloca al hombre de puntillas de forma anónima y lo obligan a bailar de puntillas; esto es un logro a merced. Igual que el hombre que ha nacido en un país de viñedos llega a ser bebedor de vino, la fenomenología nos atrapa, pero debido a ese anonimato al que apela al final, crea un hábito a sus principios intelectuales sin razones y sólo por hábito; a esto se llama creencia. Esto contiene razones para ser siervos fieles o sus detractores libres más despiadados; y este no es un caso de enojo sino de valorar a nivel individual sólo la mitad del camino aunque con las dos vertientes. Ni siervo fiel ni despiadado; de momento sólo son alusiones y agradecimiento contradictorio. No pretendía masticar y digerir todo, solo ser un servidor que ríe y sabe incluso cosas que su señor se oculta a sí mismo, que es fiel más allá de la recompensa y la retribución, porque lo ha sido bastante.
    Debemos estar agradecidos sí por los regalos y la energía que ellos poseen de reciprocidad.
    Y cuando, haciendo esto, llegó a la
    puerta de su caverna, he aquí que tuvo deseos de salir de nuevo al aire puro de fuera y a
    sus animales, – y se escabulló fuera

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  38. juan carlos dice:

    hola, buenas tardes.
    Casi toda la reseña está inspirada en Nietzsche. Me da la impresión que la fenomenología no da ejemplos no precisamente por le «epojé». Cito a Marc Richir: «»En aquel horizonte de sentido por hacer, bajo la epojé radical, el atractivo del “sens se faissant” (sentido en acto de constituirse) se abre como “siendo sentido”, de manera libre, como creación verdadera de sentido, por lo que acercamos la fenomenología al arte»», final de la primera meditación o introducción; ¿qué sería de ciertos artes sin ejemplos?
    Un saludo.-

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  39. juan carlos dice:

    Saludos de nuevo; mi experiencia se guía por la espontaneidad de buscar resultados, y no creo en los mecanismos anónimos de la percepción que no tienen una referencia o ejemplo, porque entre otras cosas, nunca vienen a visitarnos…y desentrañar tales mecanismos con una «epojé» no me convence, pues la EPOJÉ RADICAL no pude jugar sin desentrañar evidencias, y ya me dirás cómo se puede desentrañar algo que es anónimo, no patente, no claro. Lo que pretendo decir es que la actitud reducida de la epojé es un a trampa más, un simulacro…..Pero en fin, que salga el sol por donde quiera. Un saludo

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  40. Juan Carlos hablaba conmigo. Pero yo me he borrado a mí misma del mapa. Seguro que él sabía de que hablaba. Yo por aquel entonces era fumadora cannábica y seguro que no… Salud.

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Es uno filósofo guardando silencio