‘El segundo sexo’ de Simone de Beauvoir: »No se nace mujer. Se llega a serlo»


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Cuando escuché hablar de la existencia de esta obra quise tenerla. Tardó algunos días en llegar, se la presté, como tantos otros libros, a mi abuela. Me encontraba en plena crisis de cambio de conciencia. Me acercaba a la edad en que la filósofa francesa   publica ‘El segundo sexo’. Tiene Simone, en ese momento, 41 años. Pero ya no pude volver a recuperarlo, ni siquiera lo leí.  Mi abuela me comentó que le estaba apasionando pero yo emprendí, en ese mismo tiempo, mi propia liberación….  No regresé jamás al »nido paterno», donde ella se había confinado. Donde tan rotundamente infeliz fue, alimentando con connivencia a su propio tirano, al ser que durante la mayor parte de su vida la había denigrado. Esta experiencia fue común a todos los habitantes de aquel »hogar» y sin discriminación de sexos. Hoy, gracias a un amigo, me encuentro con este documental sobre su figura y las repercusiones de su ensayo.

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 Canal de Filosofía A Parte Rei

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El segundo sexo (Le Deuxième Sexe) es un libro escrito en 1949 por Simone de Beauvoir. Se le considera una de las obras más relevantes, a nivel filosófico, del siglo XX. Fue un rotundo éxito de ventas. Su autora comenzó a escribirlo cuando reflexionó, a propuesta de Jean-Paul Sartre, sobre lo que había significado para ella el ser mujer. Comenzó a investigar acerca de la situación de las mujeres a lo largo de la historia y escribió este extenso ensayo que aborda cómo se ha concebido a la mujer, qué situaciones viven las mujeres y cómo se puede intentar que mejoren sus vidas y se amplíen sus libertades.

Es una de las obras fundacionales del Feminismo y utiliza los conceptos existencialistas para indagar acerca de la vida de la mitad de la humanidad. También es considerada una obra enciclopédica, pues aborda la identidad de las mujeres y la diferencia sexual desde los puntos de vista de la psicología, la historia, la antropología, la biología, la reproducción y las relaciones afectivo-sexuales.

La teoría principal que sostiene Beauvoir es que «la mujer», o más exactamente lo que entendemos por mujer (coqueta, frívola, caprichosa, salvaje o sumisa, obediente, cariñosa, etc.) es un producto cultural que se ha construido socialmente. La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo: como madre, esposa, hija, hermana… Así pues, la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. Muchas de las características que presentan las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino de cómo han sido educadas y socializadas. La frase que resume esta teoría es muy célebre: «No se nace mujer, se llega a serlo».

Tras escribir este ensayo y recibir multitud de cartas escritas por mujeres diciendo que ahora comprendían mejor sus vidas, la filósofa se dio cuenta de que hacía falta un cambio social y político, por lo que se hizo feminista. El segundo sexo es considerado hoy como la obra principal de referencia de la corriente denominada feminismo de la igualdad.

(seguir leyendo en Wikipedia)

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¿Por qué?, se preguntaba repetidamente; pero no podía encontrar una respuesta adecuada. Nada, ni la biología, ni el materialismo, ni el psicoanálisis, podían explicarle a satisfacción por qué la mujer se había convertido en subordinada permanente del hombre. Por fin llegó a la conclusión de que la respuesta yacía en la índole «imperialista» de la conciencia humana, que anhelaba subordinación. Siempre y en cualquier lado que pudiera, creaba al «Otro» para oprimirlo. Explicación tan buena como cualquier otra para lo que nunca puede «explicarse», que la condujo a un mar de observación ante el cual, hasta la fecha, no nos cansamos de reaccionar. Con agradecimiento o indignación.

(fragmento de LETRAS LIBRES)

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Esta parte del documental realizado por Virginie  Linhart (2007) es sensacional, reveladora. Simone lleva un año trabajando en su ensayo y entonces viaja a América, donde conoce a un escritor, Algren:

<<Mi querido amor, nunca he amado a nadie como le amo, con tanto placer en el amor. Tanta fiebre y tanta paz. Por su manera de amar, me siento una mujer en brazos de un hombre, real y totalmente. Y eso significa mucho, mucho para mí. Soy una mujer completa que le desea. Ya no soy nada más que ese ardiente, orgulloso, impaciente, deseo de usted… Mi sitio está entre sus brazos, mi vientre contra su vientre… Nelson, este verano estaré entre tus brazos. ¡Oh Nelson! Seré buena, me portaré bien. Ya verá, fregaré el suelo, haré todas las comidas, escribiré su libro y a la vez el mío. Haré el amor con usted 10 veces por noche. Y otras tantas de día, aunque tenga que cansarme un poco>>.

¿Y qué demuestra esto? Que el intelecto, o lo llamado razón, es igual en el hombre y en la mujer; se puede hacer una abstracción de la conciencia hembra pero no se puede huir indefinidamente del ser hembra o del ser macho a nivel instintivo, con los deseos instintivos que ello conlleva: el del hombre penetrar, el de la mujer ser penetrada y »someterse» (dejarse ir plena) a algún poder, no superior, sino complementario. Es de una ambivalencia sustancial: lo mismo te provocan placer, como pasas a la carga y te lo provocas mientras lo provocas.

Sartre la satisface desde el principio en lo intelectual, la ha deslumbrado pero ella viene a decir que él vive casi todo a ese nivel (<<piensa todo el día>>), y que en la cama no es un »macho arquetípico», más bien tira a apático o desinteresado. La relación termina por ser fraternal entre ellos, como tantas otras de convivencia, y ese es su cosmos pero existe su caos y es lo que descubre la filósofa, su despertar como esencia femenina, con ardientes deseos de entregarse. Si tú alguna vez has estado con un hombre en el sexo, de los que también son capaces de entregarse al máximo, la comprendes perfectamente y no la juzgas. Hay cosas que uno piensa y las piensa sin escrúpulos pero luego hay cosas que se descubren y que se sienten y también eso se siente sin escrúpulos. Y libertad es que quepa todo, desde lo más intelectual y racional, hasta lo más sensible, instintivo y vulnerable.  ¿Cómo aman las »modistillas»? De lo que se la tilda. ¿Es que una mujer es su desempeño? Pero al leer ‘El segundo sexo’ creo que hay que partir de la base de la »doble vida» de Simone. La lúcida y el delirio. No te vaya a convencer de algo que ella llegó a negarse a si misma en su imposibilidad y te plantees la actitud equivocada.  Nietzsche demuestra conocer a las mujeres cuando escribe Zaratustra. Se le tacha de misógino pero uno de sus secretos es: <<cúbrela bien>>.  Esto lo sabe, que a la mujer la libera el hombre, no cualquiera, dije un hombre, no un títere, no un payaso porque jamás nace y se desarrolla apartada del condicionante de su Sociedad, eso que es una pantomima, donde prima la apariencia del aparentar. Y verter deseo conforma el delirio, que no es eterno, sólo una dimensión hermosa de experimentar en nuestra transitoria existencia. Me alegro por Simone…  la habían hecho disfrutar y sentía ganas de agasajar a quien  la hizo vibrar. No todo va a ser teoría pero en la praxis también acontece la verdad, y la verdad, como la vida misma, es despiadada.

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Dos años antes de la publicación de “el segundo sexo”, en 1947, su relación amorosa con Sartre se rompió. Él mantenía una romance con la actriz Dolores Vanetti. Todo esto provocaba en ella estados de ansiedad. Pero ese mismo año tuvo que viajar a Estados Unidos para dar unas conferencias y allí conoció al escritor Nelson Algren. Con él comenzó una relación que duró hasta 1964. Aunque ella sabía que el amor que sentía por él nunca sería igual al que sentía por Sartre, por ello Algren le pidió en numerosas ocasiones que dejase completamente a Sartre pero Simone nunca accedió a hacerlo. En alguna ocasión llegó a decirle: «No podría ser la Simone que amas si pudiese abandonar mi vida con Sartre”. Ante esta situación Algren decidió poner fin a la relación.

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Esta ruptura volvió a causarle una depresión a Simone, pero pronto recuperó las ganas de vivir al enamorarse del comunista Claude Lanzmann, a quien conoció porque trabajarba en la revista Les Temps Modernes. En este momento ella tenía 42 (*44) años y él era diecisiete años menor. A pesar de la diferencia de edad Simone fue con el primer hombre con el que se comprometió a vivir. Gracias a él no volvió a padecer crisis de ansiedad. Lanzmann sí comprendía la relación de Simone y Sartre.

(fragmento de Escritoras y pensadoras europeas)

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<<Puesto que la opresión de la mujer tiene su causa en la voluntad [masculina] de perpetuar la familia y mantener intacto el patrimonio, la mujer se librará de esa dependencia absoluta en la medida que se libre de la familia; si la sociedad, negando la propiedad privada, rechaza la familia, la suerte de la mujer mejorará considerablemente. Esparta, donde prevalecía un régimen comunitario, era la única ciudad en que la mujer gozaba de un trato casi igualitario con el hombre. Las hijas eran educadas como los hijos; la esposa no estaba confinada en el hogar del marido: éste sólo estaba autorizado a hacerle furtivas visitas nocturnas; y su mujer le pertenecía tan poco, que cualquier otro hombre podía reivindicar su derecho a unirse a ella: la noción misma de adulterio desaparece cuando desaparece la herencia; cuando todos los niños pertenecen colectivamente a toda la ciudad, las mujeres no están sujetas celosamente a un dueño: o dicho a la inversa, al no poseer bienes ni descendencia propios, el ciudadano tampoco posee a su mujer. Las mujeres sufren las servidumbres de la maternidad al igual que los hombres las de la guerra: pero, salvo el cumplimiento de ese deber cívico, ningún impedimento restringe su libertad>>. – Beauvoir, Simone.

(fragmento en ‘Crónicas de Absurdistán’)

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enlazado a:

La Mística Oscura

6 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Alicia dice:

    “No, no es la solución tirarse bajo un tren como
    la Ana de Tolstoi ni apurar el arsénico de Madame
    Bovary ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
    del ángel con venablo antes de liarse el manto a
    la cabeza y comenzar a actuar. Ni concluir las leyes
    geométricas contando las vigas de la celda de castigo
    como lo hizo Sor Juana. No es la solución escribir,
    mientras llegan las visitas, en la sala de estar de la
    familia Austen ni encerrarse en el ático de alguna
    residencia de la Nueva Inglaterra y soñar, con la
    Biblia de los Dickinson, debajo de una almohada
    de soltera. Debe haber otro modo que no se llame
    Safo ni Mesalina ni María Egipciaca ni Magdalena ni
    Clemencia Isaura. Otro modo de ser humano y libre. Otro modo de ser.”. Rosario Castellanos. En una entrevista dijo ‘Si la filosofia tiene un principio de identidad, la poesía también lo tiene: es la metáfora. Para mi la poesía es un ejercicio de ascetismo un intento de llegar a la raíz de los objetos, intento que, por otros caminos, es la preocupación de la filosofia.’

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    1. Muchas gracias Alicia por tan excepcional comentario. Sin embargo, la filosofía, la primigenia, comparte principio de identidad con la poesía. El agua de Tales, lo ápeiron de Anaximandro, el fuego de Heráclito no son otra cosa que metáforas frente a la contemplación de la naturaleza. Parménides escribe en verso… La preocupación de la filosofía es el desvelamiento de la verdad, que es precisamente el problema del hombre, su arraigo a la mentira.

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      1. Siempre me he sabido que soy espartana. Hoy he comprendido por qué.

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  2. Alicia dice:

    Estoy de acuerdo, Elle: llegar a la verdadera Verdad.
    Me place escucharte-leerte. Saludos desde este mi desierto lagunero.

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    1. Un abrazo Alicia :)

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Es uno filósofo guardando silencio