– Hoy en día, la Ciencia tiene poca carga de sentido crítico e ideológico – científico/ ciudadano


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<< Hay que ser honesto hasta la dureza en cosas del espíritu incluso para soportar simplemente mi seriedad, mi pasión>>
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La materia que nos ocupa, en este atardecer, la Ciencia como encabezado de un artículo emitido por la Tribuna Complutense a principios del 2008 y firmado por Jaime Fernández, y con motivo del nombramiento del catedrático como coordinador de un consorcio de la Comunidad de Madrid.  A este documento íntegro se puede acceder en dos versiones, en PDF o bien en letras inmediatas. Aclaro, antes de nada, que el enunciado que prosigue en esta entrada corresponde a Nietzsche.
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Expresa  Manuel Guzmán lo siguiente, habla de un problema profundo pero no sin antes desentrañarnos su origen, en lo que atañe primero a la ciencia española, el atomismo, al que se ha tendido, frente a la otra posibilidad, la de la colaboración. Luego nos aclara que la Complutense es una universidad volcada hacia la docencia, que a él la docencia le gusta mucho y que en definitiva es por lo que le pagan… simplemente leo y transcribo. Pero también dice que la investigación es una actividad esencial para la universidad (¿o no han magnificado las investigaciones de López Otín a la provinciana Vetusta? –pienso yo- Si le ha hecho hasta hijo predilecto, aragonés, como es, que no pródigo), y que esto repercute, directamente, en los doctorados. La extraordinaria Margarita Salas declarará en el Palacio de la Magdalena de Santander en el 2003, si mi memoria no me falla, que los profesores que compatibilizan las dos actividades: docencia e investigación, caso López Otín y caso Manuel Guzmán, son poco menos que héroes. Ahora bien, trascendamos el asunto de la fuga de cerebros y su reinserción en el sistema científico español a través de los contratos del Ramón y Cajal, etc… Se menciona la falta de ilusión (el encanto), debido a que:

La profesión es dura, está mal pagada, y supone una carrera de obstáculos hasta lograr <>.

Los valores que priman en la sociedad son los materiales.

Inciso personal: Bueno, ¿y qué queríais que sucediera? ¿No os habéis molestado en  repetirnos, y  hasta la saciedad, a nosotros, la masa, que sólo materia somos y sólo materia es lo que existe? ¿pensabais que esto no iba a tener consecuencias? Sin embargo, la mayoría de vosotros sois positivistas, y pocos somos los que conocemos que para la filosofía, que también es indagadora, y también ha sido frenada, como algún colega tuyo opina de la Ciencia, por la religión misma y por los propios sectores ortodoxos de la filosofía, atrapada en vuestra »concepción positivista» (reduccionista y limitadora) de la materia, esa »realidad», hoy por hoy, es diferente. Pero esto la masa, como yo misma que también lo soy, no lo sabe.

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¿Y por qué no lo sabe? Primero porque dónde están preparados la inmensa mayoría de los periodistas (televisión, radio, prensa escrita: ¡Oh, los poderes de la masa!) para conectar con un lenguaje abstruso para cualquier no iniciado. Y segundo porque el sistema educativo es penoso. Primero te dan a elegir entre ética o religión. Cuando la religión si la tiene que impartir alguien que la impartan los curas, que para eso los niños siguen haciendo las primaverales comuniones, y antes de cualquier otra cosa que sea: historia de la religión y sus atrocidades. Pero no, sólo se trata de  banquetes en fastuosos restaurantes, parodias y paripés. En el fondo sí, que he asistido a esas reuniones donde los padres van a solicitarles a nuestros buenos sacerdotes que les bajen las condenas…. Y empezando esa historia de la religión, por ejemplo, por el siglo IV y por la castración de los evangelios, que muy sorprendida me quedé, cuando cierto catedrático de filosofía navarro se había enterado de esto a los cincuenta y tantos por un documental. ¿Hablamos de España? Porque en España la Inquisición se prolongó hasta las guerras napoleónicas, y no sólo fue algo sucedido en  la oscuridad del medievo, como muchos pensamos. Y segundo porque la ética en algún momento, sobre todo, creo, eso no lo sé, si eliges rama de ciencias, te la puedes quitar pronto de encima. Y a mí no me mires Manuel Guzmán, yo renuncié a lo que había y no me convencía en cuanto tuve el valor necesario para plantarme. Soy anescolar desde el principio de mi trayectoria pero consentida sólo desde los 17 años.

Bien, así que por un lado tenemos que la Ciencia sólo descompone la materia, que reconoce, y juguetea con la materia y sus telómeros  (la clave del alargamiento de la longevidad de la vida) y la reinventa, etc… porque la fenomenología no es su materia de estudio pero pocos se paran a preguntarse qué sucederá mañana con esos mil millones de hambrientos que, hoy por hoy,  reconocen las frías estadísticas.  Y tampoco qué es lo que verdaderamente motiva esta carrera de la Ciencia. ¿La prolongación de sus genes? Sea bien a través de su propia vida o la de sus generaciones… No sé pero qué primitivo. Por eso los machos habéis jodido desde hace más de … burrada de millones de años… todas las hembras que podéis y la mayoría sois como el oso polar, si te he visto no me acuerdo. No, no, no se vaya usted a equivocar – me diría alguno- queremos sanar el cáncer de la materia. Es el fin más encomiable que existe. Y yo les preguntaría: ¿Y habéis pasado hambre alguna vez? Porque yo sólo durante un par de horas y sé lo que duele (o lo que comienza a doler).  Ya ves, Manuel Guzmán, hay incontables  líneas de investigación abiertas para postergarnos todo lo posible, sí, sí, e incluso para documentales o estudios de autopsias de momias egipcias (y hasta de gatos y monos), que según parece son de vital importancia pero no hay ningún consorcio fantástico para lo más fundamental: la Humanidad que sufre. Pero no te incluyo porque en ti tengo credibilidad. Aunque sólo sea por lo que declaras en este artículo. Ya, sí, soy también una involucionada -me calificarán, una chalada. Cosa segunda que no discuto. ¿Y el progreso? – exclamarán. Pero -digo yo- ¿y las consecuencias de vuestro progreso? Porque maldito caso que estáis haciendo de los científicos que se ocupan de la materia que nos sostiene, la de nuestra Tierra. ¿O es que los biólogos y etc. no estáis escuchando a los geólogos? ¿Será que ahí continúa el progresivo e inevitable atomismo? Y porque es lo que más os conviene.

Entonces yo afirmo que esta economía me parecería sostenible si, por lo menos contribuyerais, de algún modo, a lo que Crick,  co-descubridor- de la estructura del ADN, profetizó y que se trataba de la muerte del siglo XXI, a la que intuía como algo que podríamos elegir, cada uno, y que yo entiendo, como la posibilidad de despedirnos en el momento, en que cada uno decida, de la Vida, con pleno criterio y en el ejercicio de nuestras plenas facultades mentales pero  en el marco de lo natural, es decir, no a la edad de Matusalén, que deben haberse pensado otros de los de tu gremio, y ante lo mismo. ¿Me pongo demasiado bíblica? Pero confundimos eutanasia solidaria, que es lo que hacen nuestras células mediante la apoptosis, con genocidio y nos limitamos a decir: <>.  Y me lo creo sí pero ¿y eso es responsable? ¿eludir la auténtica realidad al  elegante estilo de las avestruces? Por lo menos esa especie tiene el cuello muy largo y no la manga muy ancha.

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No termino aquí porque tú tampoco lo haces pero sí por hoy.

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Prólogo

Este libro pertenece a los menos. Tal vez no viva todavía ninguno de ellos. Serán sin duda, los que comprendan mi Zaratustra: ¿cómo me será lícito confundirme a mí mismo con aquellos a quiénes ya hoy se les hace caso? – Tan sólo el pasado mañana me pertenece. Algunos nacen de manera póstuma.

Las condiciones en las que se me comprende, y luego se me comprende por necesidad, – yo las conozco muy exactamente. Hay que ser honesto hasta la dureza en cosas del espíritu incluso para soportar simplemente mi seriedad, mi pasión. Hay que estar entrenado en vivir sobre las montañas – en ver por debajo de sí la miserable charlatanería actual acerca de la política y del egoísmo de los pueblos. Hay que haberse vuelto indiferente, hay que no preguntar jamás si la verdad es útil, si se convierte en una fatalidad para alguien… Una predilección de la fuerza por problemas para los que hoy nadie tiene valor; el valor de lo prohibido; la predestinación al laberinto. Un experiencia hecha de siete soledades. Oídos nuevos para una música nueva. Ojos nuevos para lo más lejano. Una conciencia nueva para verdades que hasta ahora han permanecido mudas. Y la voluntad de economía de gran estilo: guardar junta la fuerza propia, el entusiasmo propio… El respeto a sí mismo; el amor a sí mismo; la libertad incondicional frente a sí mismo…

¡Pues bien! Sólo ésos son mis lectores, mis verdaderos lectores, mis lectores predestinados: ¿qué importa el resto? – El resto es simplemente la humanidad. – Hay que ser superior a la humanidad por fuerza, por altura de alma, – por desprecio…

‘Anticristo’………

Friedrich Nietzsche

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Pienso que el juicio de Nietzsche también estaba equivocado, que su desprecio también era un grave error, y que verdaderamente es una lástima que Irving Yalom no existiera entonces, en su tiempo, para echarle un auténtico cable.

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enlazado a:

Profesor MANUEL GUZMÁN PASTOR, doctor en bioquímica y biología molecular, catedrático de UCM – Terapia con cannabinoides –

7 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Una de las claves con las que próximamente continuaré con esta temática se guarda aquí:
    https://elespiritudelchemin.wordpress.com/2009/09/05/porvenir-paginas-que-he-abierto-hoy/#comment-13284

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  2. jose ignacio dice:

    Asi se habla, o mejor dicho se escribe,
    felicidades…..no somos tan diferentes
    no te creas…….

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  3. Ghost In The Shell (Koukaku kidoutai) 1995 soundtrack with title «making of cyborg»

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  4. EL DEBATE: ¿Para qué sirve la filosofía de la ciencia?

    Por Jordi Vallverdú

    Departamento de Filosofía de la Universitat Autònoma de Barcelona, España.

    Como filósofo de la ciencia (y de la subespecialidad dedicada a las teorías de la computación) me he preguntado con suma frecuencia y reiteración cuál es el sentido de la existencia de esta disciplina. Con ello no quiero ser polemizador, puesto que es una pregunta sincera y que me he dirigido durante años a mí mismo. Por ello, mis reflexiones no van en contra de ningún miembro de este colectivo, que abarca escuelas diferentes (estructuralismo, CTS, estudios de género, etc.). Expongo los motivos de mi desazón:

    (1) Impacto teórico: el ímpetu epistemológico que caracteriza a la actividad de los filósofos de la ciencia tiene un impacto cercano a cero en la comunidad científica. Los propios implicados, objeto de nuestros sesudos estudios, no muestran interés alguno en nuestras investigaciones. Por lo tanto, no existe un debate real constructivo, tan sólo especulaciones entre observadores externos de lo científico, sin conseguir mejorar con tal actividad la mera teoría científica (protocolos, modelos estadísticos, diseño conceptual, etc.).

    (2) Renovación práctica: este punto es una consecuencia lógica del punto anterior. Pecaré de ingenuo al decir que con mi trabajo de tesis doctoral estaba convencido de la capacidad de los resultados teóricos para mejorar los protocoles empíricos relativos a mi objeto de estudio. Cabe decir que ninguna empresa, laboratorio o agencia gubernamental (de ámbito nacional o local) estuvo interesada, a pesar de mis continuados intentos, en implementar las obviedades epistemológicas que mi modelo aportaba. Bueno, me consolé viendo que a nadie le ha sucedido esto, exceptuando en los casos que se trate algo ético. La ética es como el santo grial del filósofo socializado: resulta ser el único reducto donde parece necesitarse al filósofo que analiza la ciencia. Allí es donde se le permite ocupar puestos en comités asesores, comisiones evaluadoras o cargos menores de gestión. Pero no en la propia práctica de la ciencia tras haber ahondado en su mejora epistemológica.

    (3) Capacidad comunicativa: en tercer y último lugar me planteo la capacidad de la comunidad de filósofos de la ciencia por comunicar al resto de sociedad sus propias ideas. Arrastrados por la brutal inercia del sistema curricular, nuestra comunidad genera cantidades abrumadoras de textos técnicos indescifrables para el resto de mortales, publicados en revistas de compleja consulta o libros con tiradas limitadas. La filosofía se cierra sobre sí misma, sin posibilidad de interactuar efectivamente con a miríada de agentes implicada en la generación de conocimiento.

    Por todo lo expuesto, mi sensación constante es la de habitar un gueto académico privado, sufragado inauditamente con fondos públicos. Y ello no tiene nada que ver con la necesidad de la ‘investigación pura’, que por supuesto es necesaria. Este no es el caso de la filosofía de la ciencia y de sus practicantes: yo siempre he aspirado a conocer, no a actuar de antropólogo, etólogo o notario de lo científico. A crear conocimiento, no a ser observador del mismo.

    Finalizo lanzando a los lectores de este espacio la cuestión que me corroe desde que inicié mis andaduras y escarceos intelectuales en esta disciplina, esto es: ¿para qué sirve la filosofía de la ciencia? Pero antes de responder, sean sinceros consigo mismos y tómense un tiempo. Porque, por desgracia, lo tenemos.

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  5. Paco Galán
    En sentido amplio la filosofía es amor a la sabiduría, y en ese sentido para hacer ciencia sí se necesita de la filosofía, en sentido estricto la filosofía es el negocio de los filósofos (para decirlo rápidamente) y en este sentido no se ha… necesitado, ni se necesita. Lo deseable es que los científicos tengan una mejor formación interdisciplinaria, incluyendo a la filosofía. Pero en muchos casos los filósofos somo más ignorantes de la ciencia (incluyendo a muchos que hacen filosofía de la ciencia) y de otras disciplinas que ellos. Incluso los filósfos somos muy ignorantes de otras tradiciones filosóficas que no sean la nuestra. En síntesis es deseable en mi opinión que los científicos conozcan filosofía pero no es necesario, y la ilusión de que la filosofía de la ciencia es para aclarar el trabajo científico y es necesario a éste, viene sobre todo del positivismo lógico, que anuló en cierto modo el papel propio de la filosofía. es como si dijéramos que los artistas deberían saber filosofía del arte, o que en algo les ayuda en su trabajo como tal. Sin duda les ayuda pero como seres humanos reflexivos. Además me parece que la mayoría de la filosofía de la ciencia es un poco artificialmente academicista, inventa problemas, y evade las cuestiones sutantivas más de tipo cosmológico-metafísico que algunos científicos hacen.

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Es uno filósofo guardando silencio