EL CUADERNO DEL ALMA [en busca de su saber]


Esto es una guía de lectura, de esa búsqueda, que realmente comenzó a finales del año 2014 pero que se detuvo hasta ahora, cuando sea este ahora:

1.- LO QUE DESATARON EN MÍ LOS VERSOS DE EUGENIO MONTEJO EN LA PELÍCULA 21 GRAMOS

2.- LA TEORÍA DEL PESO DEL ALMA, LAS GLÁNDULAS SUDORÍPARAS, LA CONCIENCIA DE CRICK Y LAS PARTÍCULAS DE FUEGO DE LEUCIPO

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  1. Carmen Adso dice:

    “Pero créeme, el alma de la mayoría de las personas se pudre antes que el cuerpo” -dice Zülfü Livaneli. Desde que leí eso y también a Szymborska: «Alma se tiene a veces, nadie la posee sin pausa y para siempre.» Siento la necesidad de ahondar en ello. Lo mismo que en su momento sentí la necesidad de encontrarme con aquellos que exploraron el ámbito de la conciencia. Aunque esa experiencia no resultó muy productiva, después de todo. Más bien porque yo debo carecer de la inteligencia precisa para captar lo que ellos querían transmitir, supongo. Pero sé que es bueno siempre contar con un plan B y yo lo tengo ahora. Porque pensaba que El Camino del arcano sin número podía dejar en mí un vacío y según esta nueva directriz no tiene porque ser así. Además, mi interés por el alma es algo que viene de antiguo. Y desde hace unos días tengo mi propia teoría acerca de lo sucedido durante mi brote psicótico, aquella posesión… Quizá solo haya sido eso, el contacto más estrecho que yo haya tenido con mi propia alma. Aunque en el instante en que sucedía lo proyectara sobre Manuel. Un contacto que me asusta un poco retomar, por su intensidad. La que expresé durante todos esos días. Yo no sé cuando sientes tú que estás más cerca de tu alma en la vida cotidiana. Yo cuando me embebo en el paisaje y cuando algún verso, como un pequeño asombro, me empuja a ello. Y casi siempre que escribo a Manuel.

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  2. Carmen Adso dice:

    #TodoBalzac #EugénieGrandet ❤️“Tanto en la vida moral como en la física hay una aspiración y una respiración;el alma necesita absorber los sentimientos de otra alma, asimilarlos para devolvérselos a su vez enriquecidos.Sin ese bello fenómeno humano,no habría vida para el corazón”

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  3. Carmen Adso dice:

    Intenso y precioso. Nunca había oído hablar de ese efecto, el espectro de Brocken. No he tenido la suerte de asombrarme con él pero para mí la magia siempre habita en nuestros corazones. Y lo digo hasta en el sentido más físico de la palabra, desde que una vez leí que los miocardiocitos se comunicaban por uniones tipo GAP. Lo he refrescado ahora (Las uniones gap son el fundamento de las sinapsis eléctricas, y se encuentran en relación con esta función en el tejido cardíaco, en la musculatura lisa, en la retina y también en el cerebro, en conexiones que afectan a neuronas y células gliales, y también entre astrocitos y células de Purkinje del encéfalo) y sé que cuando hablo de corazones me quedo corta pero que estoy en el buen camino. Así que esta también es una buena pista para pensar el alma y tu relato la tiene. ¿Y qué sería del alma sin la amistad y el compañerismo?

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  4. Carmen Adso dice:

    «Y cada día veo más claro
    que todo lo que no aporta nada al alma
    no es digno de ocupar el tiempo».
    Rousseau

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  5. Carmen Adso dice:

    «El humor es otra de las armas del alma en la lucha por la autopreservación» – Viktor E. Frankl-

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  6. Carmen Adso dice:

    «No amar cuando hemos recibido del cielo un alma hecha para el amor es privarse a sí mismo y al otro de una gran alegría.
    Es como si un naranjo decidiera no florecer por miedo a cometer un pecado.»

    Stendhal
    (Traducción propia)

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  7. Carmen Adso dice:

    Entre los naskapi, indios cazadores del Canada, el alma es una sombra, una chispa o una llamita que sale por la boca. Para los bantú del Kasai, el alma se separa del cuerpo durante el sueño; los sueños que son las reseñas de sus viajes les habrán sido comunicados por los muertos con los cuales han conversado…

    Cuando a mí me mostraron mi alma me encontraba en las almenas de una fortaleza. Y la fortaleza es el símbolo del refugio interior del hombre, el lugar privilegiado entre el alma y »la divinidad» o lo Absoluto. La fortaleza era blanco azulada, mi alma también lo era, sólo que más etérea. Las fortalezas, los castillos son un símbolo de protección. Amanecer en esas almenas … Y la fortaleza blanca, el castillo blanco es un símbolo del cumplimiento de un destino perfectamente realizado, de la perfección espiritual.

    El sueño como dijo Fréderic Gaussen es también el símbolo de la aventura individual. Alojado tan profundamente en la intimidad de la conciencia que escapa de su propio creador. El sueño se nos aparece como la expresión más secreta y más impúdica de nosotros mismos. La interpretación del sueño, como el descifrante del símbolo, no responden solamente a una curiosidad de la mente. Elevan a un grado superior las relaciones entre el inconsciente y el consciente y mejoran sus redes de comunicación. Aunque sólo fuera en ese sentido y en el plano del psiquismo más normal, el análisis onírico o simbólico es una de las vías de la integración de la personalidad. Un hombre más lúcido y equilibrado tiende a sustituir al hombre cuarteado entre sus deseos, sus aspiraciones, y sus dudas y que no se comprende a si mismo. Y como dijo Heráclito… En estado de vigilia el mundo es uno y común pero cuando se cae en el sueño, cada uno se dirige al suyo propio.

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  8. Carmen Adso dice:

    «Las representaciones acerca del alma son tan numerosas como las creencias acerca de ella. Una idea, aunque sea breve, sobre las creencias es indispensable para la inteligencia de los símbolos.»

    «Entre los egipcios, el ibis encopetado representa el principio inmortal (Akh), de naturaleza celestial brillante y a la vez potente, que parece común a los hombres y a los dioses; el ave con cabeza humana corresponde al espíritu propio al individuo (ba), que puede errar después de la muerte en los lugares previamente frecuentados por el difunto. El ba ‘es pues un principio espiritual que puede aparecer independientemente de su soporte físico, actuar por su propia cuenta, representar en cierto modo a su patrón… alma itinerante de un ser vivo, capaz de acción material’. Además de estos dos principios, el hombre se compone también de otros elementos, como la sombra y el nombre, traduciendo éste su ser íntimo (POSD, 10)»

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  9. Carmen Adso dice:

    Uno de los errores probablemente irreparables de Occidente ha sido conceptualizar la compleja substancia humana bajo la forma antitética alma-cuerpo y no salir después de esa antítesis más que negando el alma.

    Marguerite Yourcenar

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  10. Carmen Adso dice:

    «Entre los maya-quiché (Popol-Vuh) la tradición requiere que el muerto sea extendido sobre el dorso para que su alma pueda salir libremente por la boca, ‘a fin de que Dios la hale hacia el otro mundo’ (GIRL, 78). Al igual que la esencia divina -licor seminal- el alma se representa por una cinta o una cadena de trece frutos con la que ciñen el cadáver y que llaman: ‘el cordel por el cual Nuestro Señor tira de nosotros.’

    Entre los naskapi, indios cazadores del Canadá, el alma es una sombra, una chispa o una llamita que sale por la boca (MULR, 233). Entre los delawere, reside en el corazón y se la llama imagen, reflejo, fenómeno visible sin materia corporal (ibid., 243-244). Para los indios de América del Sur una sola palabra designa frecuentemente al alma, la sombra y la imagen. O bien el alma, el corazón (caribe) y el pulso (witoto).

    El hombre tiene a menudo varias almas (2, 3, 5 y más) cuyas funciones son diferentes y la materia más o menos sutil; una sola gana generalmente el cielo después de la muerte, las otras permanecen con el cadáver, o bien, siendo de origen animal, se reencarnan en forma animal. Es una creencia general, entre estos indios, que el sueño, lo mismo que la catalepsia o el trance, proviene de una pérdida temporal del alma (METB).»

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  11. Carmen Adso dice:

    «Igualmente para los bantú del Kasai (depresión congoleña), el alma se separa del alma durante el sueño; los sueños que reseña de sus viajes le habrán sido comunicados por las almas de los muertos, con los cuales ha conversado (FOUC). En el síncope, el trance o la hipnosis, el alma sale igualmente del cuerpo, pero se separa más de él; llega hasta visitar el país de los espíritus, de donde refiere testimonios al despertar.

    También según el doctor Fourques, balubas y lulúas consideran que tres vehículos sutiles se asocian a la persona humana: el mujanji, el vehículo más grosero, asimilado al fantasma, guía la vida animal; sería análogo al cuerpo etérico de los ocultutistas; el mukishi, es el doble, vehículo de los sentimientos y de la inteligencia inferior, análogo al cuerpo astral de los ocultistas; por último el m’vidi vehículo de la inteligencia superior y la intuición; la reencarnación únicamente es posible por la reunión de estos tres cuerpos sutiles; solo el hombre posee esos tres principios, pues los animales no tienen más que un fantasma (mujanji), a excepción del perro, que posee igualmente un doble (mukishi), lo que explica su importancia ritual. Mujanji dirige la vida del cuerpo, mukishi se escapa de la envoltura corporal durante el sueño y dialoga con los difuntos (sueños); m’vidi advierte al hombre de los peligros ocultos o de aquellos cuyos signos de acercamiento escapan a la percepción.»

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  12. Carmen Adso dice:

    «En las concepciones populares del África del Norte, el cuerpo está habitado por dos almas: un alma vegetativa nefs, y un alma sutil o soplo rruh. Al alma vegetativa corresponden las pasiones y el comportamiento emocional, es llevada por la sangre y su sede está en el hígado. Al alma sutil o soplo corresponde la voluntad, circula dentro de los huesos y su sede está en el corazón (SERP, 23).

    La unión de las dos almas se simboliza por la pareja árbol-peñón: ‘uno representa el principio hembra y otro el principio macho… El árbol da sombra y humedad a nefs, el alma vegetativa, pero es sobre todo el soporte privilegiado de rruh, el alma sutil que a él viene a posarse como un pájaro. Nefs está presente en la peña o en la piedra, y las fuentes que brotan de las piedras no son sino el símbolo de la fecundidad venida del mundo de abajo’ (SERP, 28).

    El alma puede irse del cuerpo en forma de una abeja o una mariposa pero lo más frecuente es que se manifieste tomando forma de ave.»

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  13. Carmen Adso dice:

    «Para los pueblos siberianos, los animales como los hombres tienen un alma o varias almas; estas a menudo se asimilan a la sombra de los seres que ellas animan. En Siberia del Norte, entre los yukagires, se dice que un cazador no puede apoderarse de una pieza, si uno de sus parientes difuntos no se apoderó previamente de la sombra del animal en cuestión (HARA, 184).

    Para los esquimales, el alma y las almitas desempeñan un papel constante y misterioso en toda la vida y en los ritos funerarios. Para los yakuto, los chuvacho, etc., el alma sale por la boca del durmiente para viajar; se materializa generalmente en forma de insecto o de mariposa; en ciertas leyendas de la Europa central toma también el aspecto de un ratón.

    ‘Como tantos otros pueblos primitivos, y especialmente los indonesios, los pueblos norasiáticos estiman que el hombre puede tener hasta siete almas. Al morir, una de ellas permanece en la tumba, una segunda desciende al reino de las sombras y la tercera sube al cielo… Una primera reside en los huesos; la segunda alma -que reside probablemente en la sangre- puede salir del cuerpo y circular en forma de una abeja o una avispa; la tercera, parecida en todo al hombre, es una especie de fantasma. En la muerte, la primera queda en el esqueleto, la segunda es devorada por los espíritus y la tercera se muestra a los humanos en forma de fantasma.’ (ELIC, 196-197)

    Según Batarov, citado por U. Harva (HARA, 264), los buriatos creen que una de sus tres almas va a los infiernos, que la segunda habita sobre la tierra en forma de espíritu perseguidor (bokholdoi) y que la tercera renace en otro hombre.»

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  14. Carmen Adso dice:

    «La mayor parte de los pueblos turco-mongoles creen en la existencia de un alma continuamente separada del cuerpo y que vive generalmente en forma de un animal, insecto, ave o pez (HARA). En la epopeya kirguís de Er Toshtük, el héroe, por el hecho de su fuerza y valentía prodigiosas, tiene por alma una lima de hierro; se mata por magia a un hombre destruyendo el animal o el objeto que materializa su alma.

    El ubyr de los tátaros del Volga es un alma de carácter particular que todos los hombres no poseen obligatoriamente. A la muerte de su portador, el ubyr continúa viviendo y sale por la noche ‘por un pequeño orificio cercano a la boca del cadáver para chupar la sangre de los hombres dormidos’ (HARA, 199). Está pues en relación con el mito del vampiro. Se destruye el ubyr desenterrando el cadáver y fijándolo al suelo con una estaca plantada a través del pecho. El ubyr de un hombre en vida es igualmente nefasto y sale frecuentemente del cuerpo de este para cometer toda suerte de fechorías. Se lo puede hallar en forma de bola de fuego, de cerdo, de gato negro o de perro. El ubyr ‘pierde su potencia cuando aquel que lo ve parte una horca de estiércol de madera o cualquier árbol horcado’ (HARA, 198).

    El elefante, el tigre, el leopardo, el león, el rinoceronte, el tiburón y otros muchos animales, sobre todo aquellos que se reputan ctónicos, se consideran a veces como la reencarnación de reyes o jefes difuntos. Frazer da múltiples ejemplos provenientes de Asia (Semang y Malasia) y del África negra (Dahomey y Nigeria). (FRAG, 1,84s) A.G.»

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  15. Carmen Adso dice:

    La inspiración existe. Son días en que un río fluye desde el alma. (Alina Diaconú)

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  16. Carmen Adso dice:

    «En China el alma es doble, compuesta de dos principios: kuei y shen. Kuei es el alma de más peso, aquella que gravan los deseos del vivo; queda cerca de la tumba y frecuenta los sitios familiares… Shen es el genio, la parcela divina presente en el ser humano…. En el siglo IV antes de nuestra era, este dualismo popular vino a entroncarse con el gran dualismo de la cosmogonía oficial fundada sobre la posición de los dos principios, el yin terrenal y hembra y el yang macho y celestial. (SERH, 76)»

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  17. Carmen Adso dice:

    «Los druidas de la Galia y de Irlanda han enseñado como una de sus doctrinas fundamentales la inmortalidad del alma. Después de la muerte los difuntos van al más allá y continúan una vida parecida a la que llevaron a cabo en este mundo. Hay una traza de esta concepción del más allá en los anaon bretones que el día de los difuntos, día siguiente de la fiesta de todos los santos (correspondiente pues a la Samain irlandesa) regresan por las rutas que les son familiares a su antiguo domicilio. Los escritores antiguos han confundido a menudo esta doctrina del alma y la de la metempsicosis; pero son distintas: los dioses, siendo inmortales por definición, no tienen necesidad de la inmortalidad del alma y los humanos no tienen acceso más que temporalmente y excepcionalmente al otro mundo (OGAC, 18, 136ss).»

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  18. Carmen Adso dice:

    «Devolver el alma es morir. Animar, dar un alma, es hacer vivir. Según el pensamiento judío, el alma se divide en dos tendencias: una superior (celestial) y la otra inferior (terrenal). El pensamiento judío considera también el principio macho (nefesh), el principio hembra (chajah); uno y otro están llamados a transformarse, a fin de poder llegar a ser un solo principio espiritual, rugh, el soplo, el espíritu. Este está ligado a la imagen cósmica de nubarrón, de niebla. El elemento vital o terrenal significa la exterioridad, el elemento espiritual o celestial, la interioridad.

    El tema del viaje celestial del alma es indicado en la forma de un sol errante (curso solar desde la salida hasta la puerta). El alma (alma-espíritu) en cuanto substancia luminosa es comúnmente representada en forma de una llama o de un ave. M. -M.D.»

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  19. Carmen Adso dice:

    «Entre los griegos, en el tiempo de la Iliada: ‘el alma, psykhe, como anima en latín, significa exactamente el soplo. Sombra, eidolon, es propiamente hablando una imagen. Por último el espíritu es designado por una palabra material, phrenes, el diafragma, sede del pensamiento y de los sentimientos inseparables de un soporte psicológico.’ (Jean Defradas)

    Por influencia de los filósofos, los griegos distinguieron a continuación en el alma humana partes, principios, potencias o facultades. En Pitágoras, la psique correspondía a la fuerza vital; la sensibilidad (aisthesis) a la percepción sensible; el nous a la facultad intelectual, único principio específicamente humano. Conocido es el paralelismo desarrollado por Platón (República, libro IV) entre las partes del alma y las clases o funciones sociales. Aristóteles distingue en el nous el intelecto pasivo del intelecto activo, que será, en las especulaciones ulteriores, identificado con el Logos y con Dios. La noción de pneuma no intervendrá hasta más tarde, en la literatura de tendencia teológica, como la de un alma llamada a vivir en la sociedad de los dioses, soplo puramente espiritual que tiende hacia las regiones celestiales. Aunque se enraíce en el pensamiento de Platón, que se desarrolla seis siglos más tarde en Plotino, sólo en los primeros siglos de la era cristiana dará nacimiento a toda una pneumatología, para alcanzar su pleno desarrollo en el gnosticismo. La teología simbólica no encontrará mejor imagen para expresar lo que es el alma-espíritu que la del aliento que sale de la boca de Dios.»

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  20. Carmen Adso dice:

    «Para los romanos, el pneuma, en latín spíritus, es a la vez, indica Jean Beaujeu, ‘el principio de generación para el conjunto de los seres animados y, en su aspecto puramente inteligible y espiritual, el principio del pensamiento humano. El fuego que entra en la naturaleza del pneuma proviene del fuego puro del éter, no de una combustión terrestre, este origen estableció el parentesco real del alma con el cielo…’

    ‘La noción de pneuma, mezcla de aire y de calor vital, estrechamente emparentado y a menudo identificado al fuego puro del éter, que es el alma del mundo, parece tener su punto de partida en uno de los primeros tratados de Aristóteles, de donde pasó a los estoicos.’ Pero la asimilación del cosmos a un ser vivo parece de origen pitagórico; y pasó, a través de Platón, a los estoicos. Igualmente la idea de que el cuerpo paraliza y entumece el alma, que la vuelve sujeta a las tinieblas y a las pasiones a la vez, que la encierra en una especie de prisión, es vertida después de Platón en toda una línea de pensadores, filósofos y religiosos.»

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  21. Carmen Adso dice:

    «San Pablo, sin pretender enseñar una antropología completa y coherente, distingue en el hombre integral el espíritu (pneuma), el alma (psykhe) y el cuerpo (soma). Si se relacionan los textos de la primera carta a los tesalonicenses (1 Tes 5, 23) y de la primera carta a los corintios (1 Cor 15, 44) parece que el alma-psykhe es lo que anima el cuerpo, en tanto que el espíritu-pneuma es la parte del ser humano abierta a la vida más elevada, a la influencia directa del Espíritu Santo. Es quien se beneficiará de la salvación y de la inmortalidad, es a quien la gracia santifica; pero su influencia debe irradiar por la psykhe sobre el cuerpo, y en consecuencia sobre el hombre integral, tal como debe vivir en este mundo y tal como será reconstituido después de la resurrección.»

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  22. Carmen Adso dice:

    «La tradición escolástica, y particularmente el pensamiento tomista, distingue como tres niveles en el alma humana: el vegetativo que gobierna las funciones elementales de nutrición y de reproducción, de movimiento bruto; el sensitivo, que rige los órganos de los sentidos; el intelectivo que entraña dos potencias superiores: la intelectiva y la apetitiva (cf. Summa Theol., q.LXXIX)

    No entramos aquí en las demás divisiones de las potencias del alma ni de sus operaciones. Por la potencia racional el hombre se distingue de otros animales y se dice creado a imagen y semejanza de Dios. Si se considera en ella su fina punta, se alcanza la mens, la parte más alta del alma destinada a recibir la gracia, a tornarse el templo de Dios y a gozar directamente de la visión beatífica. J.C»

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  23. Carmen Adso dice:

    «El sentido místico del alma se ha desarrollado en la tradición cristiana. El grado espiritual alcanzado por los místicos no incumbe de ninguna manera a la psicología; su alma está animada por el Espíritu Santo.

    El alma presenta diferentes partes. Siguiendo a San Pablo, los místicos distinguen el principio vital del principio espiritual, el psíquico del pneumático; solo el hombre espiritual está movido por el Espíritu Santo. Aludiendo a la palabra Dios, San Pablo la compara a una espada que penetra hasta el punto de división de alma y espíritu (Heb 4, 12). La transformación espiritual resulta necesaria para revestir al hombre nuevo (Ef 4, 23).

    Ya se trate de Clemente de Alejandría o de Orígenes, los padres griegos adoptaron las divisiones propuestas por Plotino, según el cual conviene retener tres tipos de hombres: el sensible, el razonable y el inteligible.»

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  24. Carmen Adso dice:

    «Entre los latinos, San Agustín ejercerá una influencia profunda sobre la concepción del alma en el siglo XII. Discierne el fondo del alma y su cima (De Trinitate, 14, c. 6). El hombre es espíritu y carne: spiritus et caro (Enarratio in Ps., 145,5), y es a través de las diversas regiones del alma que importa buscar a Dios. El elemento espiritual en el hombre (spiritus vel animus) es llamado mente (mens), nombre que retendrá la tradición escolástica, en cuando actúa como principio activo de las operaciones espirituales.

    La mente es, según Guillermo de Saint-Thierry, poder del alma y sede de la sabiduría, por la cual el hombre se une a Dios y goza de su presencia.

    Las divisiones del alma concuerdan con las etapas espirituales tan a menudo simbolizadas en las obras de arte. Guillermo de Saint-Thierry, amigo de Bernardo de Claraval, benedictino y luego cisterciense, ha precisado esas relaciones en una carta enviada a los frailes de la cartuja de Mont-Dieu (DAVS). Retengamos solamente aquí su terminología a propósito del alma vivificadora del cuerpo; el alma en su disposición espiritual será llamada animus.»

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  25. Carmen Adso dice:

    «Antes de alcanzar la estabilidad y espontaneidad, el animus -el alma que busca a Dios y desea recobrar su semejanza divina- debe estar formado. El alma vuelta de la desemejanza y reformada a la imagen de Dios según su estado original será llamada animus bonus. Guillermo de Saint-Thierry recibe la influencia de San Agustín, cuyo vocabulario referente al alma utiliza imágenes corporales. El estado razonable es propio de quien progresa atento al Espíritu que lo forma. El estado perfecto es el del hombre espiritual iluminado por el Espíritu Santo y tendente a realizar la unidad con Dios.

    Según Guillermo de Saint-Thierry estos tres tipos de hombres se encuentran en los monasterios. La estabilidad no está jamás rigurosamente adquirida, de donde los pasajes constantes entre los dos últimos estados: razonable y espiritual.

    A cada estado corresponde una cualidad del amor proporcional a la medida de la unión con Dios.

    En el siglo XII, la importancia dada al alma individual, a su evolución interior, a las etapas en la vía de perfección, es considerable. Basta para convencerse con citar a algunos autores: Guillermo de Champaux, Isaac de l’Etoile, el pseudo Hugo, Aelred de Rievaulx, Guillermo de Saint-Thierry, Hugo de Saint-Victor, Archer de Clarivaux, Arnaldo de Bonneval.»

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  26. Carmen Adso dice:

    «Desde el punto de vista analítico, habiendo mostrado que el alma es un concepto con múltiples interpretaciones, Jung dirá que ‘corresponde a un estado psicológico que debe gozar de una cierta independencia en los límites de la conciencia… El alma no coincide con la totalidad de las funciones psíquicas. (Designa) una relación con lo inconsciente y también… una personificación de los contenidos inconscientes… Las concepciones etnológicas e históricas del alma muestran claramente que es ante todo un contenido perteneciente al sujeto, pero también al mundo de los espíritus, a lo inconsciente. Es por ello que el alma siempre tiene en sí misma algo de terrenal y de sobrenatural’ (JUNT, 251-255). Terrenal, ya que está puesta en contacto con la imagen maternal de naturaleza, de tierra; celestial, pues lo inconsciente desea siempre ardientemente la luz de la conciencia. Es así que el ánima ejerce una función mediadora entre el yo y el sí, constituyendo este el último núcleo de la psique.»

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  27. Carmen Adso dice:

    «El ánima, según Jung, comporta cuatro estadios de desarrollo: el primero simbolizado por Eva, se sitúa en el plano instintivo y biológico. El segundo, más elevado, conserva sus elementos sexuales. El tercero está representado por la virgen María, en quien el amor alcanza totalmente el nivel espiritual. El cuarto es designado por la Sabiduría (JUNS, 185). ¿Qué significan estos cuatro estadios? La Eva terrenal considerada como elemento femenino, progresa hacia una espiritualización. Si admitimos que todo lo terrenal posee en lo celestial su correspondencia, la virgen María debe ser mirada como la cara terrenal de la sophia que es celestial.

    Así vemos que el alma individual debe recorrer esas cuatro etapas. Eva, en nosotros, es llamada en un movimiento ascensional a purificarse, a fin de imitar a la virgen María, descubriendo en sí al niño de luz (el puer aeternus), su propio sol.

    Retendremos aún otra definición dada por Jung: El ‘anima es el arquetipo de lo femenino que desempeña un papel de muy particular importancia en lo inconsciente del hombre.’

    Si el anima es el indicio femenino del inconsciente del hombre, el animus, según Jung, es el indicio masculino del inconsciente de la mujer, o también, el ánima es la componente femenina de la psique del hombre y el animus la componente masculina de la psique femenina (JUNM, 125, 446).»

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  28. Carmen Adso dice:

    «El alma, ese arquetipo de lo femenino, es siguiendo las épocas históricas, más o menos activa. Se despliega sobre todo entre los místicos.

    En un periodo eminentemente espiritual como el siglo XII, es perfectamente normal que se manifieste en dos planos totalmente diferentes, es decir, correspondiendo a dos grados privados de relación directa, situados en zonas independientes, pero progresivas. Estos dos planos concuerdan con el segundo y el tercer estadio precisados por Jung; así se encuentra en el siglo XII el amor cortés y el amor a la virgen María. En el interior de estas dos tendencias, encontramos en el siglo XII la importancia dada al alma, a la naturaleza, a la dama (la de tierra y la del cielo), a la Eva que todo hombre lleva en él y de la que Bernardo de Claraval sabrá distinguir el sitio exacto que le corresponde en el ser. Uno y otro de esos amores nacen del alma y se dirigen al alma, pues proceden de un retorno instintivo a uno mismo. M.-M.D.»

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  29. Carmen Adso dice:

    «En toda la tradición de la hechicería, el hombre puede vender su alma al diablo, para obtener a cabio lo que desea sobre la tierra. En formas múltiples es el pacto de Fausto con Mefistófeles. Pero una leyenda alemana añade que el hombre que ha vendido su alma deja de tener sombra (TERS, 26). ¿Es eso un eco de las creencias en las dos almas, en el doble de los antiguos egipcios? ¿No es más bien simbolizar el hecho de que aquél ha perdido toda existencia propia? La sombra sería entonces el símbolo material del alma así abandonada, que pertenece en lo sucesivo al mundo de las tinieblas y no puede ya manifestarse bajo el sol. Si ya no hay sombra, es que tampoco hay luz, ni consistencia.

    Las concepciones tan diversas del alma y de las almas, cuyo mero enunciado exigiría volúmenes, se traducen en obras de arte, leyendas, imágenes tradicionales, que son otros tantos símbolos de las realidades invisibles que actúan en el hombre. Estos símbolos quedarían cerrados de no referirnos a las creencias sobre el alma de los pueblos que los han imaginado.

    No hemos hecho más que esbozar, a vuelo de pájaro, algunas de esas creencias, para invitar al intérprete de los símbolos a aplicar bastantes reservas y matices cuando hable de los símbolos del alma. ¿De qué alma se trata? La famosa contienda del animus y el anima, a pesar de la sutileza de Henri Bremond y de un Paul Claudel, se halla lejos de haber expresado todo el contenido de las intuiciones humanas, tan ricas en su incoherencia, sobre este principio vital, que hace algo más que enlazar, una porción de materia y un soplo de espíritu, que los une substancialmente en un mismo sujeto.»

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  30. Carmen Adso dice:

    «¿Qué puedo hacer por mi alma que habita dentro de mí como un enigma sin resolver?»

    Novalis

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  31. Carmen Adso dice:

    Nicolás Gómez Dávila
    @EscoliosColacho
    ·
    2h
    De cada cual depende que su alma, despojada por los años de sus múltiples pretensiones, se revele como rencor amargo o como humildad resignada.

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  32. Carmen Adso dice:

    “La cara no es jamás opaca del todo; el alma se muestra a través de sus muros.”

    Aldous Leonard Huxley

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