Visuddha, yo hablo, un loto de dieciséis pétalos de un tono púrpura ahumado, mi misión y el tacto es comunicación, desde una mirada franca, una sonrisa, una caricia, vinculado a la generación por la palabra y el verbo, la sede del éter, cuando las disciplinas de este estadio son más las del ermitaño, porque simboliza lo ascético y el yogui es arte, religión y filosofía viviente, e incluso pensamiento, el éter, el espacio, nunca la comunicación del rencor, lo que tocamos o decimos, lo que contractura nuestras cervicales en forma de tensión cuando no somos tocados y atenaza nuestras gargantas, lo que escribo, el AUM.